Todas las parejas en algún momento de sus vidas atraviesan por una crisis que puede poner en riesgo la estabilidad de su relación. Es un proceso normal y natural en una relación. Sin embargo, el problema se da cuando la pareja no sabe cómo manejar la situación y pierde la capacidad para comunicarse y ponerse de acuerdo pudiendo terminar en situaciones de violencia física o psicológica.
Buscar ayuda especializada apenas surge una crisis o problema en la relación sentimental que no puede ser manejada por los miembros de la pareja es, sin lugar a dudas, una importante manera de prevenir la separación e incluso en muchos casos, hasta el divorcio.
Es sabido que, generalmente, los hombres son quienes más se resisten a buscar ayuda, ya que sólo aceptan acudir por su propia voluntad cuando existen sentimientos de culpa por algún problema o tienen temor de perder a la pareja (o en realidad el sentir que son abandonados). En cambio, algunas mujeres son más conscientes de que hay momentos de crisis en que necesitan orientación profesional para evitar problemas mayores.
Cuando la pareja comienza a tener problemas de comunicación, de entendimiento, de cómo resolver dificultades, y por lo tanto de convivencia, siempre es positiva la “mirada neutral”, objetiva e imparcial, del especialista para que vea todo desde fuera. En la terapia de pareja se evalúa el estado actual en el que se encuentra la relación, así como la evolución del problema, valorando los posibles cauces que pudieran estar influyendo negativamente, teniendo siempre en cuenta, de forma imparcial la opinión de ambos miembros.
Asimismo, cuando en una relación algo anda mal, hay indicadores que deben interpretarse como signos de alerta a los que hay que ponerles atención. Por ejemplo, si llevan más de un año sin compartir una actividad como salir a comer, bailar o hacer deporte juntos; si llevan más de un mes sin tener relaciones sexuales, etc. En estos casos la pareja debe preguntarse qué pasó, por qué ya no lo hacen, cuáles son las circunstancias o excusas para no reservar tiempo sólo para los dos.
Los principales motivos de conflicto son las dificultades en la comunicación y para llegar a acuerdos para que la vida en pareja sea factible. Por ello, es necesario aprender a negociar las diferencias y de ser necesario ceder sin sentirse humillado(a).
Por otro lado, es importante que cada individuo de la pareja tenga su espacio personal para poder desarrollarse y madurar como individuo, ya que ello después enriquecerá la relación de pareja. Tener presente que “nadie es dueño de la otra persona”.
Generalmente, las parejas que van a terapia de manera preventiva, aprenden a abordar distintas situaciones que pueden ser motivo de conflicto como por ejemplo: el Desempleo de una de las partes, los problemas económicos, la crianza de los hijos, la inserción de la mujer en el mercado laboral, la presencia de una enfermedad discapacitante, así como los problemas sexuales e infertilidad. Es decir encuentran nuevas formas saludables de resolver sus problemas o diferencias.
Todas las parejas que atraviesan por una crisis deben aprender a negociar, ceder sin lastimarse, aprender a perdonarse. Todas las parejas están en capacidad de desarrollar habilidades y capacidad de afronte. Siempre y cuando exista el compromiso de ambas partes en continuar con esa relación, no por el hecho de complacer al otro, “por los hijos” o simplemente por no terminar en divorcio; sino porque existen sentimientos de por medio como el amor, el respeto, la admiración, etc. Eso es lo que pretende conseguir la terapia, que las personas se den cuenta de qué es lo mejor para cada uno y para ambos; que tomen la decisión que consideren más adecuada y ninguno de los dos salga lastimado.
Por: Carola De Luque
Sexóloga de Apropo
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