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jueves, 15 de abril de 2010

¿TE SIENTES MANEJADO POR TUS PADRES?

Hoy en dia hay muchas personas adultas que no pueden mantener una buena relación con sus padres a causa de la manipulación y de la dominación que estos ejercen sobre ellos como hijos.

He tenido la oportunidad de escuchar y leer muchos testimonios de personas sometidas a la voluntad de unos padres que utilizan un mecanismo equivocado para manipularlos de manera que permanezcan a su lado... aun cuando sus hijos ya son adultos y necesitan de su propio espacio.

Toda relación que se mantenga a través de la manipulación y la culpa, produce malestar y con el tiempo la persona que se siente obligada comienza a sentir frustración y resentimiento. Si te sientes un hijo manipulado, te sugiero que reflexiones un poco y analices con calma tu situación, para que puedas encontrar la razón real por la que te encuentras atrapado emocionalmente en esa relación, pudiendo encontrar juntos una solución.

Existen varias razones por las cuales un hijo adulto todavía se encuentra bajo la dominación emocional de un padre. La primera es porque mantiene una relación de dependencia emocional, esto significa que todavía está esperando a ser aprobado o reconocido por esa figura de autoridad, entonces complace y actúa de forma sumisa para obtenerla.

También puede suceder que la dependencia emocional, se deba a la manipulación que los padres ejercen sobre su hijo, haciéndolo sentir responsable del bienestar o de la felicidad de ellos. En este caso el hijo, termina viviendo para satisfacer las necesidades de los padres, aun cuando tenga que sacrificar sus propios sueños y estilo de vida. Lo interesante es que muchas veces el hijo que se comporta de esta forma responsable y hasta sumisa, tiene otros hermanos que no están dispuestos a compartir esta responsabilidad con él.

Estoy seguro que la mayoría de los padres que tienen una actitud dominante hacia sus hijos, están motivados por un amor sobreprotector que los cree incapaces de independizarse de ellos, sin enfrentar algún peligro.

Pero también existe un grupo pequeño de padres que no quieren dejar ir a sus hijos adultos para que formen una pareja o para que vayan a buscar su propia felicidad, debido a que los necesitan para acompañarse y tener a una persona que los ayude incondicionalmente. En muchos casos no es sencilla la solución...

Aprendamos a mantener una comunicación abierta, clara y respetuosa que nos permita expresar nuestras inquietudes y necesidades en un momento dado, sabiendo que seremos escuchados y que juntos analizaremos la situación para encontrar la mejor solución, aun cuando ésta los afecte emocionalmente. Los hijos no son tuyos para siempre, son un préstamo que te da la vida y que en algún momento tienes que dejar ir, confiando que ellos tienen los valores, las herramientas y las cualidades necesarias para afrontar la vida y ser ganadores de su felicidad. Yo sé que siempre veremos a nuestros hijos como si fueran niños pequeños... pero tal vez, ya los tuyos hayan crecido lo suficiente como para soltarlos un poco, mientras todavía estás a su lado para apoyarlos si te necesitan.

Cómo mantener una relación sana con tus padres

Refuerza tu autoestima. Reconoce y valora tus talentos y capacidades, no necesitas la aprobación y el reconocimiento constante por parte de tus padres si ya eres una persona adulta. Confía en que serás capaz de independizarte emocionalmente de ellos cuando llegue el momento de hacerlo.

Corta el cordón umbilical emocional. A veces eres tú el que se aferra a la relación con tus padres, aun cuando ya tienes una relación de pareja o una familia propia. Recuerda que ya es tiempo de soltar la dependencia emocional que te liga a ellos, para no poner en riesgo tu nueva relación. No permitas que ellos intervengan en tu nueva vida y respeta el lugar que tiene tu pareja.

Exprésate con claridad. Busca las mejores palabras y el momento adecuado para hablar con tus padres acerca de la afectación que te produce la relación que mantienes con ellos si este fuera el caso. Háblales de tu necesidad y de tus proyectos y explícales que el hecho de que te vayas de su lado no significa que los vayas a dejar de querer.

Comparte la responsabilidad del cuidado con tus hermanos. Si tienes varios hermanos, hagan una reunión familiar para pensar en el futuro de sus padres, decidan de qué manera podrán compartir las responsabilidades y el cuidado de ellos si lo necesitan en algún momento. Pide ayuda cuando sientas que no puedes cargar con la responsabilidad solo.

No te sientas culpable. Cada uno es responsable de vivir su propia vida, apóyalos generosamente tanto emocional como económicamente, pero hasta donde tú puedas. Cumple con los acuerdos establecidos de antemano y vive tu vida con tranquilidad. Evita que se involucren en tu vida privada, es importante que entiendan que tú tienes tu propia vida y responsabilidades.

Recuerda que si tú les pides ayuda a tus padres para que cuiden a tus hijos, te cocinen e inclusive te vas a vivir a la casa de ellos, no puedes molestarte si más tarde se meten en tu vida. Tal vez se han ganado el derecho de opinar para continuar apoyándote más allá.

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domingo, 11 de abril de 2010

LA CLAVE PARA UN AMOR DURADERO

Primer Acto: Me lastimaste.
Segundo Acto: Como tu me lastimaste, yo te lastimé.
Tercer Acto: tú me lastimas más porque te acabo de lastimar, entonces yo te lastimo aún más. Después tú me lastimas otra vez, y yo te lastimo de nuevo. Otra vez tú me lastimas porque yo te acabo de lastimar, y yo te lastimó todavía más, etc.

El punto: es fácil portarse frío, humillante e insensible con alguien quien te ha dicho o hecho algo que tú percibes como frío, humillante o insensible.
Pero ése es el punto. Eso es lo más fácil de hacer.

Normalmente la mayoría de la gente no es mala como especie. Simplemente somos débiles.

Se requiere de esfuerzo para poder hablar de forma valiente, consciente, tierna y abierta sobre el dolor que sentimos, antes de que todo nos caiga encima negativamente.
Sí, se requiere de esfuerzo para tomar la vía difícil y poder expresar tus debilidades y tus preocupaciones con sencillez y cariño. Pero este esfuerzo vale la pena. Porque el amor y la conexión son tus verdaderas fuentes de felicidad. No el dinero, ni los zapatos, ni los autos deportivos, y definitivamente tampoco la satisfacción de sentirte bien acerca de alguien o algo. Aunque sé que esta última a veces nos hace sentir que en realidad somos felices, pero al final sólo nos trae más miseria que gloria.

La próxima vez que alguien a quien tú estimas te haga algo malo, haz un esfuerzo, sé valiente y mata a ese monstruo mientras que aún es pequeño.

Con esto en mente, aquí te doy algunas sugerencias de comunicación para que las recuerdes siempre:

1. Escoge el momento y el lugar adecuado.

¿Tienes por lo menos 30 minutos de tiempo sin interrupciones? ¿Estás en un lugar en donde tu pareja siente que él o ella puede hablar abiertamente y sin prejuicios? ¿Acaso estás en un restaurante ruidoso, en donde es difícil escuchar y necesitas gritar, incluso antes de que tu pareja te motive a hacerlo? Normalmente el mejor lugar para hablar es tu propia casa, a solas, en donde pueden sentarse y verse uno al otro, y a los ojos. Muchos psicólogos sugieren tomes de la mano a tu pareja mientras hablan. Esto ayuda a mantener una conexión cálida durante los momentos más difíciles de la conversación.

2. Antes de comenzar una conversación difícil, deja en claro con tu pareja que tu objetivo es sólo mejorar la relación.

Admite que reconoces que hablar de temas difíciles puede resultar incómodo, pero que prefieres tener una conversación difícil ahora, a tener una relación menos íntima, decadente y poco sincera después. Recuérdale a tu pareja cuánto lo/la valoras. Halaga algunas de sus cualidades que aprecies. En general, debes de estar 100% seguro/a de que tu pareja entienda completamente tu objetivo, y que crea que hablando incrementarán su amor, sin lastimarse, y antes de comenzar con la discusión.

3. Si estás disgustado/a con tu pareja por algo en específico, trata de no generalizarlo al decir “Siempre haces esto. Siempre haces aquello”.

Generalizar simplemente intensificará el estado emocional de tu pareja, pues es mucho más vago y poco creíble. Seamos honestos. Un “siempre” es en realidad algo muy poco probable. Los psicólogos están de acuerdo en limitar la plática al evento específico y reciente que los está molestando. Pues hacer ofensas sobre situaciones pasadas es evidencia inadmisible.

4. Sé consciente y trata de empezar la mayoría de tus frases con “Yo”.

Del mismo modo, trata de no empezar las frases con “Tú”.
La meta: sé dueño/a de tus sentimientos. No deshonres a tu pareja. Por ejemplo, trata de decir algo como: “Siento que ayer me estabas ignorando, y esto me ha dolido. Realmente necesitaba tu cariño después de que mi propuesta fue rechazada en la oficina”, en lugar de: “Eres frío/a, desalmado/a, y nunca me ofreces ni un poco de apoyo”.

5. Crea un beneficio obvio para hablar.

Planea algo para que tú y tu pareja quieran hablar de nuevo. En otras palabras, asegúrate de terminar la conversación enlistando conscientemente todas las cosas positivas que han aprendido gracias a la plática. Haz una lista específica de todas las nuevas acciones que ambos intentarán llevar a cabo para mantener la relación tan fuerte y cariñosa como sea posible.
¡Ah...y aquí es cuando la maravillosa recompensa de “sexo de reconciliación” debe de entrar! De esta forma, al terminar con una nota “positiva y gratificante”, la próxima vez que surja una conversación difícil asociarás esto con hablar de cosas positivas como: ¡“Hacer el amor, y no la guerra”!

Karen Salmansohn es consejera de vida y autora de 27 libros famosos, incluyendo los éxitos: “Basta”, “Maldita sea” y “Hasta Dios es soltero (Así que ya no molesten)”.

Notas para recordar:
El no comunicarse es una solución fácil (pero no inteligente) para salir del problema. Admite que algunos aspectos del amor son difíciles.

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miércoles, 7 de abril de 2010

RELACIONES DE PAREJA

Con frecuencia, al enamorarnos, nuestro estilo de vida cambia de manera insospechada. En la mayoría de los casos la pareja se convierte en el centro de nuestra atención, hasta el punto de que abandonamos nuestra identidad, dejando olvidados nuestros sueños, metas, intereses personales y hasta las relaciones familiares y sociales que manteníamos antes de iniciar la relación sentimental.

Esto nos puede parecer muy normal, pues sabemos que compartir nuestra vida en pareja implica ceder parte de nuestra individualidad para incluir a la otra persona, de manera que podamos experimentar el placer de la vida compartida. Pero es importante conservar parte de nuestra identidad y no renunciar completamente a ella, pues esto significaría perder totalmente la autonomía que nos hace falta para definir el rumbo y el sentido que le daremos a nuestra vida; además, un cierto grado de autonomía nos dará la fortaleza y la capacidad de establecer ciertos limites que cuiden de nuestra integridad, bienestar y derecho a la felicidad.

Hay personas que pagan un precio muy alto por permanecer al lado de la pareja y lograr un poco de su atención y cariño, cuando, en realidad, el maltrato no es sólo físico sino emocional y psicológico, sometiéndose a la humillación de suplicar por el amor y la compañía de la persona que las domina, renunciando, así, a sus propias expectativas de vida.

Al sentirse incapaces de expresar sus necesidades y sentimientos verdaderos, e inseguros de afrontar y tomar las riendas de su propia vida, deciden convertirse en alguien que no son, para tratar de complacer las necesidades y expectativas que de ellos tiene la pareja. El día en que el vacío, la tristeza, la nostalgia, la ira o la frustración se instalan en su corazón, se dan cuenta de que el amor se ha ido escapando. Es, entonces, cuando se preocupan y se lamentan del poco interés que demuestra la pareja, sintiéndose victimas del sacrificio que hicieron y del desamor.

¿Hasta dónde y hasta cuándo?

Si has reconocido algunas de las señales que indican que el bienestar de la relación está en peligro, en lugar de ignorarlas, toma la iniciativa de conversar sobre la situación, para que ambos puedan expresar lo que sienten y lo que esperan, asumiendo el riesgo que implica preguntar y recibir respuestas cuando de sentimientos se trata. La vida en pareja no debe ser una experiencia cargada de sufrimiento, sino una oportunidad de compartir el camino y las vivencias que los lleven a conseguir la plenitud. El amor, el respeto a la individualidad, la comunicación, la valoración, la intimidad, los detalles, las caricias, la fidelidad y el compromiso de mantener encendida la llama de la pasión, entre otros aspectos, harán que la convivencia tenga un profundo y especial significado.

"La clave para querer a otra persona, es quererte a ti mismo y darte el valor necesario para conservar la autonomía que te permita compartir la vida sin perderte de vista".

Prepárate. Renueva tus sueños, recupera tus amigos, ahorra, prepárate en algún arte u oficio para aportar al hogar y tener la autonomía necesaria en caso de perder el apoyo de tu pareja.

Ten un proyecto personal. Independientemente de los planes y las metas que tengan en común, interésate en tener un proyecto propio. Puede ser terminar los estudios que abandonaste, inscribirte en algún curso, practicar algún deporte o desarrollarte profesionalmente sin poner en riesgo el equilibrio familiar.

Pídele apoyo a tu pareja. Hagan el compromiso de apoyarse para cambiar esos hábitos y actitudes que tanto daño les han causado. Acuerden alguna seña que les recuerde sonreír, soltar, suavizar el carácter, ser amables o, simplemente, respirar y disfrutar el momento.

Crea espacios para conversar. Es muy importante hablar con frecuencia acerca de lo que sentimos y pensamos, sin juzgar o buscar culpables, más bien con la intención de limar las asperezas y superar las dificultades para acercarnos y satisfacernos más.

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miércoles, 31 de marzo de 2010

COMO SANAR UN CORAZON ROTO

COMO SUPERAR EL DESAMOR

"No podemos sufrir de amor por el resto dela vida, porque así nos convertimos en víctimas de nuestras decisiones y emociones. Es importante aprender a aceptar lo que no podemos cambiar"

Es sorprendente la cantidad de personas que va por la vida sufriendo a causa del desamor.

El amor de pareja es muy importante para todos, porque al sentirnos queridos y correspondidos por la persona que amamos, contamos con toda la fortaleza, el entusiasmo y la energía necesarios para afrontar la vida con una mejor actitud. Pero si amamos y esa persona no nos ama, o deja de hacerlo, sufrimos pensando en que esta pérdida representa el fin de nuestra vida.

Es muy fácil sugerirle a un amigo o familiar abandonado que deje de sufrir, que pase la página y que comience a vivir una nueva etapa en su vida. Sin embargo, para la persona que sufre la pérdida y que, además, se encuentra en el medio de un huracán emocional, comprender que su vida no se acaba, confiar en que el dolor pasará, entender que no puede o, más bien, no debe manipular o presionar a la pareja para que regrese, porque en cualquier momento se volverá a ir es una tarea de titanes.
No podemos sufrir de amor por el resto de la vida, porque así nos convertiríamos en víctimas de nuestras decisiones y emociones. Es importante aprender a aceptar lo que no podemos cambiar, recordando que toda situación representa una oportunidad para aprender y crecer.

Levántate, seca tus lágrimas, sana tus heridas y toma decisiones, pues la vida continúa. Comprendo la dificultad y la ansiedad que te produce pensar en ello, pero tú también saldrás de ahí y, con el tiempo, reconocerás que lo que sucedió fue lo mejor para los dos.

Ten presente que nadie puede decirte qué decisión tomar, pues sólo tú conoces todos los detalles de la situación, tus sentimientos y tu capacidad para resistir o para buscar tu tranquilidad. Si ya tomaste o tomaron la decisión de una separación, acéptalo.

Vive tu duelo sin reprimirte para aparentar fortaleza frente a los demás. Evita sentirte víctima y, más bien, busca encontrar y resaltar los posibles elementos positivos que tenga la situación. Acompáñate de buenos amigos que no traten de echarle leña al fuego para alimentar en ti deseos de venganza. Distrae la mente, mantente ocupado haciendo algo que te guste y que te dé satisfacción. Valórate y siéntete capaz de superarlo aun cuando en este momento te sientas afectado y confundido. ¡Estoy seguro de que lo superarás y cuando menos lo imagines ni siquiera lo recordarás!

Con el tiempo, y cuando te sientas mejor, te sugiero que perdones, sí, aunque te parezca injusto y absurdo que te lo diga, porque ahora pienses que esa persona fue culpable de todo tu dolor. Porque el perdón no exime a las personas de su responsabilidad para con la vida, de reconocer y corregir el error y sus consecuencias, además de hacer cuanto sea necesario para aliviar la vida de las personas a las que afectaron. Cuando perdonamos a otros, nos liberamos a nosotros de la carga emocional negativa que hemos acarreado por mucho tiempo, y que ha nublado nuestra felicidad. Tienes derecho a ser feliz, dale la cara a la vida, con valor, fortaleza y una sonrisa, entonces, la vida te devolverá más de lo mismo.

¡Suelta el pasado, deja de preocuparte por el futuro, vive el presente, la vida es maravillosa, todo va a estar bien!

"Guardar la pequeña esperanza de que esa persona regrese, se arrepienta o cambie su opinión, puede hacernos mucho daño. Es preferible que tengas el valor de renunciar a ella definitivamente"

10 CLAVES PARA PASAR LA PAGINA

ACEPTA Y ASUME LA REALIDAD
Es importante atreverse a aceptar la situación tal y como es, sin caer en autoengaños que nos impidan afrontar la crisis para resolverla y superarla. De nada vale actuar como si no hubiese sucedido, pues así sólo lograremos extender y profundizar la pena.

VIVE TU DUELO EMOCIONAL
Atrévete a expresar, en voz alta y a solas, lo que sientes y lo que guardas. Debajo del agua de la ducha puedes encontrar un sitio adecuado para hacerlo.

ACOMPÁÑATE DE UN BUEN AMIGO
Expresar lo que sientes y piensas ayuda a liberar la ansiedad y a sanar el dolor. Contar con la compañía amorosa, respetuosa y sincera de una persona, suavizará la pena y te reconfortará.

DISTRAE TU MENTE
La tendencia es a recordar una y otra vez los detalleS de lo sucedido. Cada vez que un recuerdo llegue a ti, sacude tu cabeza y mueve tus pensamientos. Pon tu atención en otras áreas de tu vida, lee un libro o ve una película.

RENUNCIA
Guardar la pequeña esperanza de que esa persona regrese, se arrepienta o cambie su decisión, puede hacernos mucho daño. Es preferible que tengas el valor de renunciar a ella definitivamente, para que puedas cortar el cordón a través del cual se alimenta y se mantiene tu dolor.

LEVÁNTATE
Dale la espalda al pasado y abre los ojos para que puedas vivir el presente. Ponte una nueva meta, recupera tus antiguos sueños y concentra todos tus esfuerzos en conseguirlos. Retoma tu vida con entusiasmo y determinación.

ASUME TU RESPONSABILIDAD
Todos somos parcialmente responsables de lo que vivimos. Deja de buscar culpables y sentirte víctima. Pregúntate: "¿Qué puedo aprender de todo esto? Quedarte con el aprendizaje y verlo como parte de tu crecimiento, hará que puedas superarlo más fácilmente.

PRACTICAR EL PERDÓN
Cuando te sientas fortalecido y listo para pasar esa página y comenzar a escribir otra, llénate del amor que te dan o que sientes hacia tus seres queridos, hacia la vida, hacia ti mismo y perdona. Extiende tu comprensión hacia la actuación de esa persona.

RECURRE A TU FUERZA INTERIOR
Cuando sientas que no puedes, busca dentro de ti la paz que tanto necesitas. Siente la presencia de Dios, y apóyate en ella. Recibirás la fortaleza, el valor y la confianza para iniciar una nueva vida.

ENAMÓRATE DE TI
Esta es tu oportunidad de quererte. Valórate, consiéntete y recupérate. Aprende a disfrutar de tu soledad. Tienes la posibilidad de rehacer tu vida, de volver a comenzar.

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miércoles, 24 de marzo de 2010

CAMINANDO JUNTOS POR LA VIDA

CAMINANDO JUNTOS PARA TODA LA VIDA

Tengo unos amigos que están casados desde hace 12 años.
Hasta hace unos meses llevaban, aparentemente, una excelente relación, pero, poco a poco, se ha ido creando una fría distancia entre los dos. Ella se mantiene ocupada con los niños, el trabajo y sus amigas.
Él se ocupa de sus negocios y sólo sale con sus amigos. Ellos han perdido, lamentablemente, el deseo de compartir y ha germinado la desconfianza, la tristeza, la impotencia y el resentimiento.

Sus amigos, que están muy preocupados por la situación, opinan y toman partido.
Es curioso lo fácil que nos puede resultar, en un momento dado, observar, desde afuera, la vida de otras personas para juzgar con ligereza los pocos hechos que conocemos, señalar un culpable y crear la posible solución al conflicto.

Esto lo hacemos muchas veces inconscientemente, sin conocer verdaderamente las razones por las que llegaron a estar en esa situación e ignorando que cada persona siempre tiene una parte de la razón; y que en el caso de una pareja, sólo habiendo considerado el punto de vista y la necesidad de cada uno, es como se puede llegar a construir un acuerdo que les permita sentirse a gusto en compañía uno del otro y suficientemente motivados para hacer el trabajo necesario de cambiar y de incorporar nuevos y mejores sentimientos y actitudes a la relación.

La amistad, que es indispensable para mantener una buena relación de pareja, nos da la capacidad de disculpar y perdonar con más facilidad los errores y las faltas, nos motiva a compartir todo con esa persona porque encontramos una gran afinidad de intereses, nos comunicamos con sinceridad y confianza, prestando más atención al momento de escuchar; también nos convierte en cómplices y en compañeros en la aventura de la vida, evita que juzguemos con ligereza, y nos hace estar más dispuestos a aceptar las diferencias personales.

Para que una relación de pareja sea satisfactoria y se mantenga en el tiempo, se requiere que muchos elementos se conjuguen: pasar tiempo de calidad juntos para compartir y hacer crecer el amor, tener proyectos comunes. Hay que considerar, también, la necesidad que cada uno de nosotros tiene de reservar un pequeño espacio para hacer aquellas cosas que nos hacen sentir bien. Contar con la anuencia y con la compañía de la pareja para disfrutar de este espacio puede darle a nuestra vida un aire de tranquilidad y realización.

La confianza, la comunicación clara, abierta y directa, el respeto, la lealtad, la gratitud, la amistad y el amor, harán que podamos disfrutar de la compañía de nuestra pareja, sin sentir en algún momento que hemos perdido o renunciado a nuestra identidad.

Cuando después de algunos años de convivencia, todavía podemos pasar horas conversando con esa persona sin sentir el paso del tiempo, cuando nos sentimos dispuestos a compartir los momentos especiales, aun en silencio; cuando podemos apoyarnos el uno en el otro porque sabemos que estamos ahí para darnos la mano, cuando reímos juntos de las pequeñas tonterías que nos pasan, cuando sabemos que esa persona siempre está pendiente de nosotros, cuando a pesar de ser diferentes encontramos y resaltamos los elementos en común y las mejores características del otro, cuando disculpamos con facilidad para salir de la ira o del dolor y recuperar la alegría y las ganas de compartir, seguimos tan enamorados como al principio.

Es importante revisar las expectativas que tenemos acerca de nuestra pareja, de manera que podamos considerar todo lo positivo que esa persona trae a nuestra vida. Y a menos que la causa de nuestro malestar sea un comportamiento destructivo o irresponsable, en cuyo caso deberemos buscar ayuda profesional para resolverlo, bien vale la pena, fortalecer la amistad entre los dos para darnos otra oportunidad.

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domingo, 21 de marzo de 2010

DARNOS OTRA OPORTUNIDAD

Son varias las etapas que vivimos dentro de una relación de pareja, muchas de ellas más agradables que otras. Pero hay momentos difíciles en los que nos sentimos tan cansados o adoloridos por los problemas que hemos tenido, que experimentamos el deseo repentino de ponerle un punto final a la relación. ¿Valdrá la pena dejarnos llevar en un mal momento por una emoción negativa, para tomar la decisión de romper sentimentalmente, ignorando todos los aspectos positivos que también tiene nuestra relación de pareja? El amor representa el motivo por el cual nos perdonamos y hacemos compromisos de cambiar y mejorar nuestro comportamiento para continuar con la relación.

Las peores decisiones son las que tomamos en momentos donde la emoción nubla nuestra mente, impidiéndonos analizar objetivamente todos los aspectos de una situación. Es preferible esperar, hasta que podamos recuperar la calma y con ella la claridad mental necesaria para hacer nuestra elección. ¿Cuántas veces permitimos que el estrés y la ansiedad con la que vivimos entren al espacio a salvo que compartimos, afectando la comunicación y la armonía que teníamos? Al sentirnos alterados emocionalmente por alguna situación, cambiamos nuestra actitud y comportamiento, hasta el punto en que herimos a nuestra pareja y demás seres queridos. También puede ocurrirnos que el amor se acabe y que no encontremos razones suficientes para continuar al lado de la otra persona, en la que sólo podemos reconocer diferencias y limitaciones. Vale la pena que nos detengamos a considerar la posibilidad de darnos otra oportunidad, sólo si todavía y a pesar de nuestros desacuerdos y malentendidos, seguimos sintiendo verdadero amor el uno por el otro.

La vida en pareja puede ser una maravillosa experiencia, cuando ambos estamos dispuestos a compartir todo lo que somos y tenemos, apoyados en el amor que sentimos y en la confianza de sabernos queridos, valorados y respetados por la otra persona. El bienestar de la relación no depende tanto de que no existan diferencias o conflictos por enfrentar y resolver a lo largo de la convivencia, como de tener la certeza y la confianza de que haremos cuanto sea necesario para mantener y alimentar el amor.

Tal parece que hoy en día el ser humano está menos dispuesto a tolerar, a comprender y a perdonar a los demás. La soledad, la independencia, la autosuficiencia y el libertinaje de algunas personas han hecho que nos volvamos débiles hacia el compromiso, la responsabilidad y la fidelidad. Es posible aun en el medio de un momento tan complicado como éste encontrar y mantener el amor… ¡Yo creo que sí! ¿que piensas tú?

Si te encuentras en la disyuntiva de tener que decidir si te quedas o te vas… te sugiero que no utilices tus inseguridades personales, tus temores, tu economía, o lo que pensarán o sentirán otras personas para justificar tu decisión final, porque lo que realmente está en juego es tu felicidad. ¡Entonces piensa en ti!

Claves para superar una crisis

No tomes la decisión si estás afectado. Es preferible proponer un espacio de tiempo para calmarse y analizar bien la situación, antes de tomar una decisión que pudiera ser definitiva.

Pregúntese qué puede cambiar. Generalmente pensamos que la otra persona es la culpable de todo lo que nos pasa y pocas veces nos detenemos a considerar la posibilidad de que también nosotros hayamos contribuido al deterioro de la relación. Vale la pena abrir la comunicación para saber que necesita o considera el otro.

Pónganse un límite. Una de las razones que hace tan difícil el darnos otra oportunidad, es la falta de compromiso y responsabilidad al hacer nuestras promesas de cambiar. Busquen ayuda profesional si fuese necesario y pongan un límite amplio para estimular el compromiso de trabajar para sanar la relación.

Tome en cuenta todo lo positivo. Valoren todo lo positivo que han construido juntos, los momentos gratos, la familia y por encima de todo el amor que bien pudiera estar oscurecido por la situación personal o económica que estén enfrentando temporalmente.

Si la decisión es darse otra oportunidad… es necesario que se vuelvan a enamorar. Los detalles, las caricias, el cambio de nuestro comportamiento, una buena comunicación y una visión positiva de la relación y del futuro, harán que se encienda la llama del amor.

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jueves, 18 de marzo de 2010

CELOS ENFERMIZOS

¿Es víctima de celos enfermizos? Sepa qué hacer.

El Ministerio de Salud informó que un 30% de los suicidios registrados en lo que va del año fueron provocados por problemas conyugales o “conducta celotípica”

Preocupante. De las 70 personas que se suicidaron en lo que va del año, el 30% lo hizo por problemas conyugales o conducta celotípica (celos enfermizos), según informó el médico Freddy Vásquez Gómez, jefe del Programa de Prevención de Suicido del Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado–Hideyo Noguchi, del Ministerio de Salud.

Los celos excesivos o “conducta celotípica” están ligados a la afectividad y relacionados a la inseguridad y desconfianza hacia la pareja.

El especialista recomienda a las personas estar atenta durante la etapa del enamoramiento o noviazgo, por ser un tiempo propicio para ver si la mujer o el varón presenta “conductas celotípicas”. Para estos casos recomienda recurrir a terapias individuales y de pareja, pero sobre todo basar la relación en la comunicación y confianza.

ALGO NORMAL, PERO...

Vásquez Gómez explicó que si bien es natural sentir celos hay que cuidar que la situación no se salga de control y empiecen a presentarse conductas como las llamadas incesantes al celular para saber dónde y con quién está la pareja, y si está coqueteando con alguien más.

“Esto lleva a una relación enfermiza. Uno de los involucrados provoca miedo o temor y ocasiona la depresión de la persona afectada” advirtió.

El psiquiatra explicó que en el Perú se están incrementando muchos casos de “conducta celotípica”, provocada principalmente por una conducta machista.

Recuerde que los casos de celos enfermizos casi siempre desencadenan en violencia familiar, perjudicando la situación laboral y económica de la familia y pueden culminar, como se ha dicho, en homicidio, suicidio de la mujer o del varón, o incluso de los hijos.

Ver el artículo original con comentarios en:
http://elcomercio.pe/noticia/448311/victima-celos-enfermizos-sepa-que-hacer
En el comentario #22 de esa noticia, propongo algunas soluciones para los celos patológicos.

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martes, 16 de marzo de 2010

SIEMPRE JUNTOS

Cuando nos enamoramos, vivimos momentos llenos de emoción, ilusión, entrega y pasión. Nos sentimos como niños, dispuestos a dar y a entregar lo mejor de cada uno de nosotros. Pero a pesar de lo maravilloso que significa vivir la etapa mágica del enamoramiento, para que éste se mantenga en el tiempo y la relación florezca de forma positiva, queda todavía un largo camino por recorrer.

Podemos encontrar en una relación, compañía, cariño, apoyo, interés, amistad, confianza, protección, comprensión... en fin, una serie de valores indispensables para complementar nuestro bienestar emocional. Pero en ningún momento deberíamos esperar que la otra persona se convierta en el sentido absoluto de nuestra vida, en el responsable de nuestra felicidad, en la respuesta a todas nuestras inquietudes, en la solución a nuestros problemas, en el responsable de todo lo que nos pasa o en el proveedor de todo lo que nos hace falta materialmente, porque si es así, sufriremos la frustración de ver negadas nuestras expectativas.

Todo lo positivo que encontremos en nuestra pareja al comienzo de la relación, debería ser suficiente para iniciar y mantener una convivencia sana, grata, que con el tiempo y debido a las transformaciones personales que ocurran en cada uno de nosotros, vaya aumentando el bienestar y la satisfacción de los dos.

Es importante comprender que para experimentar un mayor bienestar, tenemos que asumir la responsabilidad de trabajar en nosotros mismos para cambiar algunas de las programaciones negativas que nos sabotean esa posibilidad. Con el apoyo, el interés y la compañía de nuestra pareja podremos sanar las heridas del pasado, bajar el nivel de expectativa y disfrutar aún más de cada momento positivo y agradable que compartimos.

Mantener el amor entre los dos, implica el cuidado diario de la relación. Aprendamos a mantener a raya el estrés para que no trastorne nuestra manera de ser, evitemos traer los problemas del trabajo a la relación todo el tiempo, dejemos de hablar constantemente sobre los que nos preocupa o inquieta con respecto al futuro. Mantener una cierta higiene emocional, nos ayudará a proteger la relación de todas las situaciones inesperadas y cambiantes que puedan afectar nuestra vida.

Para que una relación de pareja funcione, existe una serie de elementos que tenemos que tomar en cuenta:

Respetate a ti mismo. Recuerda que nosotros le enseñamos a los demás cómo es que van a tratarnos. El amor nos exige entregarnos, pero sin perder de vista nuestros propios deseos y necesidades. En la medida en que te valores y respetes más, tu pareja aprenderá a respetarte y a valorarte.

No renuncies a tus sueños personales. No puedes abandonar tus sueños. Muchas veces las personas abandonan sus sueños personales pensando que al ayudar a su pareja a cumplir los suyos se sentirán igualmente llenos. Es momento de recordar que cada uno de nosotros debe buscar y alcanzar el éxito a través del cumplimiento de sus propias metas aun cuando éstas sean compartidas con la pareja.

No permitan que los padres de ambos intervengan en la relación. La lealtad hacia la pareja debería ser más importante que cualquier compromiso familiar. En algunos casos, los comentarios y la presencia constante de los padres termina afectando negativamente la relación. Establecer límites firmes y amplios les permitirá construir una vida juntos tomando en cuenta los intereses y las necesidades de ambos.

Recuerda que tu pareja no ve las cosas como tú. La mayoría de los desacuerdos que experimentamos en la convivencia obedecen a la necesidad que tenemos de cambiar el comportamiento de la otra persona. Esperamos que piense, actúe y analice las situaciones igual a como lo haríamos nosotros. Reconocer y aceptar nuestros diferentes puntos de vista, nos ayudará a ganar una visión más amplia de cada situación.

Podemos establecer acuerdos. Querer convencer a nuestra pareja para que siempre nos dé la razón, puede llevarnos a una crisis y a la separación. No podemos sentarnos en la mesa esperando que el otro haga lo que nosotros queremos, llegar a un acuerdo significa tomar en cuenta el planteamientos de cada uno y luego construir una tercera alternativa tomando en cuenta la necesidad de los dos.

Hablar siempre de nosotros. El bienestar de una relación de pareja siempre depende del trabajo y la atención de los dos. Cuando comenzamos a ver la relación unilateralmente hacemos juicios y críticas constantemente. Además nos vamos volviendo apáticos, irritables, dramáticos o indiferentes, con el riesgo de apagar la llama del amor. Mantener siempre la actitud de incluir, tomar en cuenta o considerar a nuestra pareja, nos hará sentir queridos e importantes.

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viernes, 12 de marzo de 2010

SABER ESCUCHAR

Hoy en dia todos queremos hablar y hay muy pocos dispuestos a escuchar. Una persona me comentaba en estos días que ya sólo saluda a sus clientes diciéndoles ¡hola!, porque si agrega la pregunta: ¿Cómo está?, inmediatamente viene una respuesta larguísima acompañada de la historia en detalle de todos sus males personales. Y ya sea como esta persona que se siente cansada para cargar con las historias de los demás o porque estamos agobiados con tantas cosas pendientes que tenemos en la cabeza o porque definitivamente no tenemos el hábito de escuchar sino que hemos desarrollado la capacidad de hablar todo el tiempo y sin parar, no nos escuchamos lo suficiente.

La comunicación es una calle de doble vía y es más sabio muchas veces escuchar con atención a los demás, que hablar.

No saber escuchar provoca errores y la mayoría de nuestros conflictos personales. El mal oyente reclama la atención de quien habla, piensa en lo que dirá entretanto, interrumpe para controlar la conversación y generalmente se aferra a sus opiniones. Algunos de los obstáculos de la comunicación son: Un ambiente lleno de ruido donde se nos dificulta hablar y escuchar a la otra persona; los prejuicios, las ideas y la actitud que tenemos con respecto a nuestras diferencias con los demás; el estatus, porque atendemos a aquellas personas que nos parecen más importantes y preparadas que otras; el pensar sólo en la satisfacción de nuestros propios intereses; y el ruido interior que nos impide prestar atención al mensaje o a la persona que nos habla.

Para ser un buen oyente tenemos que dejar de lado nuestros propios asuntos y escuchar a la persona con un interés genuino, que nos permita comprender su historia. Un buen oyente no es la persona que analiza las palabras y su significado conceptualmente, sino el que logra que la persona que habla se siente apreciado y motivado a expresar sus ideas y sentimientos.

Escuchar significa atender totalmente a la persona que nos habla, sin interrumpirlo, sin juzgarlo o criticarlo. Implica muchas veces dejar lo que estamos haciendo para prestarle un poco de atención. Cuántas veces le hablas a tu pareja de algo importante mientras él o ella están viendo televisión o leyendo el periódico... te contestan mecánicamente, tú le dices que no te presta atención y te responde casi literalmente tu frase final... ¿Cómo te sientes? Estoy segura de que lo que te gustaría es que apagara el televisor o cerrara el periódico y te pusiera atención. Cuando nos escuchan, nos sentimos queridos e importantes, además muchas veces ocurre que después de contarle nuestra historia a un buen amigo, como por arte de magia, alcanzamos la claridad que nos permite reconocer la salida o la solución y todo esto, sin que nuestro amigo haya abierto la boca para darnos su sabio consejo. Así funciona la magia de escucharnos y apoyarnos en todo momento. Prestar atención al escuchar es un gesto de amor.

Podemos aprender a escuchar bien:

GUARDA SILENCIO. Mientras la otra persona te habla, mantén un silencio respetuoso y atento. Si te es posible, mírale a los ojos, de esta manera sentirá que le atiendes y que te interesas por sus ideas o vivencias. Evita interrumpirlo para opinar o criticarlo con ligereza. Espera hasta que haya finalizado para compartir con él tus comentarios.

MUESTRATE INTERESADO. Puedes hacer gestos afirmativos mientras te habla para mostrar que estás siguiendo la conversación. También puedes usar frases afirmativas, como: "Entiendo cómo te sientes", "Estoy seguro de que harás lo mejor"; sirven para darle confianza a nuestro interlocutor y al mismo tiempo, muestran nuestro interés en su historia y el deseo sincero de apoyarlos.

RESUMIR LA CONVERSACION. Asegúrate de que la persona terminó de hablar preguntándole: ¿Ya terminaste? ¿Quieres decirme algo más? Y luego hazle un resumen de sus ideas para asegurar la claridad de la comunicación y tu comprensión de su historia. Además, así le haces saber a tu interlocutor que estás esforzándote por comprenderlo.

APAGA TU MENTE. Mientras escuchas a la otra persona deja de pensar en que tus ideas, planteamientos o decisiones son mejores. Concéntrate en el deseo de comprender qué siente, cómo piensa, qué sabe y qué puede aportar a tu vida en este momento. Muéstrate abierto a los puntos de vista de los demás, sin juzgarlos y sin anticiparte a lo que la otra persona va a decir. Recuerda de vez en cuando detenerte para darle espacio a la otra persona de expresar sus ideas o hacer sus comentarios.

Practica escuchar con atención y con amor a tus seres queridos, tal vez descubras que son personas diferentes a las que imaginabas... Darles un espacio respetuoso y seguro donde puedan expresarse, los hará sentir queridos y especiales.

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miércoles, 10 de marzo de 2010

¿ERES ALERGICO A LOS CONSEJOS?

Tengo una amiga que acaba de terminar con una relación sentimental donde no recibía ningún tipo de satisfacción afectiva, se mantenía en ella solo por la justificación que daba a cada situación que vivía con su pareja. Durante algún tiempo sus amigos más cercanos le sugirieron que terminara con esa relación, que no era buena ni justa para ella, que era preferible que se quedara sola un tiempo mientras sanaba. Pero ella, siempre tenía una explicación para justificar su negativa a romper definitivamente.

Reflexionando acerca de su situación, encontré un factor común presente en diferentes situaciones por las que atraviesan muchas personas adultas, la negativa a escuchar y considerar como válidos los comentarios o sugerencias que nos hacen aquellas personas que nos quieren incondicionalmente, y que lo único que desean es nuestro bienestar.

Es cierto que no podemos dejarnos llevar por las consideraciones o los consejos que nos dan los demás, porque en la mayoría de los casos, lo que buscan es satisfacer su interés personal. Pero hay personas diferentes, aquellas a las que nos une un vínculo afectivo limpio y desinteresado construido a través del cariño, deberíamos, al menos, escuchar lo que nos dicen, para luego reflexionar y decidir si aceptamos su comentario o lo desechamos. ¿Alguna vez habías pensado en esto?

Escuchar a la otra persona, no quiere decir que estemos obligados a hacer lo que él o ella sugiere que hagamos... sólo implica abrir una pequeña puerta a través de la cual podamos recibir un comentario imparcial y objetivo que nos permita considerar otros aspectos de la situación que enfrentamos y que por sentirnos afectados, no podemos observar con claridad.

Durante la infancia, muchas personas estuvieron sometidas a la presión de unos padres dominantes y perseguidores que constantemente les decían qué hacer, y por esta razón crecieron con una cierta rebeldía o posición defensiva frente al comentario, consejo o sugerencia que le hacen los demás. "Nadie aprende por experiencia ajena"... dice una frase popular que nos recuerda, que cada uno de nosotros tiene su momento y su oportunidad para reconocer una verdad. No importa cuántas veces alguien intentó mostrarte la perspectiva real de tu situación, sólo la pudiste reconocer cuando estabas listo para asumirla.

La próxima vez que tu pareja, un buen amigo o una persona en la que confías se acerque para hacerte un comentario o darte una sugerencia... pregúntate: ¿Quién va a salir beneficiado realmente si yo tomo en cuenta sus palabras? ¿El o yo? Así te será más fácil abrirte para escuchar.

Cuando somos jóvenes, pensamos que somos capaces de conducirnos sin necesidad de que nuestros padres o las figuras de autoridad nos digan o sugieran cómo hacerlo... pero lo cierto es que casi todos descubrimos en el tiempo, que si hubiésemos escuchado con más conciencia, nos habríamos evitado parte del sufrimiento. Atrévete a mejorar la comunicación y a recuperar la confianza entre tus padres y tú. Recuerda que ellos siempre quieren lo mejor para ti.

De vez en cuando nos hace falta descansar o apoyarnos en la confianza que nos produce una persona, no porque seamos débiles y busquemos su aprobación sino, porque su estilo de vida, sus experiencias con resultados positivos y el amor incondicional que siente hacia nosotros, nos muestre que podemos hacerlo. No seas dependiente emocionalmente de los demás ni te dejes manipular por ellos para satisfacer sus propios intereses, esto no es justo para ti. Decide buscar las personas apropiadas con quienes compartir tus inquietudes o tus dudas, de manera que puedas confiar en su consejo.

Para tener presente

- Cuando estás afectado no tienes la claridad necesaria para analizar una situación

- Evita justificar situaciones injustas y difíciles para ti

- Busca el apoyo y la compañía de una persona en la que confías. Enfrentar solo un problema lo hace más difícil de resolver

- Abrete mentalmente para escuchar y luego reflexionar acerca de la sugerencia que te haga otra persona

- Tú eres el único que puede y debe tomar la decisión final. No busques el que otros lo hagan por ti

Si alguien confía en ti... Antes de hacer un comentario con ligereza, colócate en su lugar para que puedas comprender qué siente o qué piensa. Después, comparte con esa persona tus comentarios sin juzgarlo o descalificarlo. Ayúdalo a analizar los pro y los contra de su situación, evita tomar decisiones por él. Hazlo con respeto y mucho cariño, muchas veces esto es suficiente para que la otra persona encuentre por sí misma la respuesta o la claridad que está buscando.

Suelta el pasado...

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miércoles, 24 de febrero de 2010

EL ARTE DE RECLAMAR

Hacer un reclamo o una observación nos resulta, a veces, bastante difícil. Algunas personas optan por quedarse calladas, temerosas de ocasionar más problemas o de herir susceptibilidades, esperando, con su actitud pasiva, conseguir la aprobación o la consideración de los demás al tratar de mostrarse complacientes; piensan que si reclaman, serán un elemento de discordia dentro del grupo, o correrán el riesgo de que las consideren conflictivas, exigentes o más bien débiles de personalidad.

En realidad no está en la naturaleza de los humanos hacerle daño a los otros; por el contrario, siempre estamos esperando ser aceptados, apreciados y respetados por los demás. Vivimos buscando la mejor manera de mantener una buena relación con las personas y, sin embargo, a veces, sin darnos cuenta, terminamos maltratándolas, incluso a las que más amamos.

Es importante que aprendamos a expresar nuestro malestar cuando nos sentimos maltratados, ignorados o abusados, pues de lo contrario guardaremos un gran resentimiento y tendremos la peor de las opiniones acerca de esa persona, convirtiéndonos en víctima de la situación, y sin darnos la oportunidad de afrontarla para resolverla. Recordemos que todas las emociones que reprimimos se convierten, con el tiempo, en una especie de veneno que nos afecta negativamente.

Cuando alguien sufre las consecuencias de la conducta injusta de otra persona debe reclamar de inmediato, buscando siempre la mejor manera de hacerlo, pues lo más seguro es que quien haya causado la ofensa no esté consciente del daño que ha hecho. La mayoría de las veces vale la pena brindarle la oportunidad de reconocer y corregir sus errores. Expresar lo que sentimos de una forma justa nos ayuda a mantener buenas relaciones. ¡Aprendamos a hacerlo!

Haz tu reclamo personalmente. Siempre es mejor hablar directamente con la persona que nos ha afectado. Nunca tratemos de hacerle llegar el reclamo por intermedio de otro, pues las cosas, en vez de arreglarse, tenderán a complicarse.

Busca el momento adecuado. Es importante elegir el mejor momento para expresar lo que sentimos y pensamos, cuidando siempre las palabras que vamos a usar para que nuestro mensaje sea recibido y comprendido por la otra persona.

No hagas comparaciones. Éstas predisponen a los demás, hacen que se cierren y que no quieran oír nuestros comentarios aunque éstos sean justificados. A ninguna persona le gusta que le digan que otra lo hace mejor o es más competente.

Evita los preámbulos. Muchas veces le damos tantas vueltas a lo que vamos a decir con frases como "Espero que no te vayas a molestar, pero…", que en lugar de tranquilizar a nuestro interlocutor, logramos que se ponga a la defensiva, interrumpiendo así una buena comunicación.

No te excuses por hacer tu comentario. Sentirte culpable o atemorizado después de expresar tu malestar o frustración le restará valor y fuerza a tu reclamo; además, despertará dudas en la otra persona.

Haz tu reclamo sin emoción. No le pongas carga emocional a tus palabras. El miedo, la agresividad, la ironía, el sarcasmo o el desdén sólo contribuirán a complicar las cosas. La objetividad, la serenidad, la madurez y la paciencia serán tus mejores herramientas.

Muéstrate agradecido. Una vez que hayas hecho tu reclamo no digas frases como: "Espero que esta situación no se vuelva a repetir", más bien, si la persona está dispuesta a hacer algo para corregirlo, dile mirándola a los ojos: "Gracias por escuchar mis observaciones ". Recuerda hacer una sola observación a la vez, porque si haces varios reclamos al mismo tiempo, corres el riesgo de desmoralizar al otro hasta el punto de que se sienta agredido y no solucione nada.

Pide lo que otro pueda corregir. Podemos pedirle que no levante la voz, pero no que esté de acuerdo en todo con nosotros. Podemos insistir en que cambie su forma de reclamar, pero no pedirle que no lo haga cuando sea necesario.

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