EL SÍMIL DE LAS DOS HIEDRAS
Todos los días se fortalece y pugna por crecer.
Pero tú la cuidas, la mantienes sana y fuerte.
Tienes un plan razonado.
Transmutas la energía de tu juventud realizando múltiples actividades creativas y deportivas en las que logras grandes metas.
Por otro lado, tu futura esposa hace lo mismo con su pequeña planta de actividad sexual.
La cuida, la poda y le da vitaminas.
A su vez también logra grandes metas.
Al fin, tú y ella se conocen, se casan y deciden trasplantar sus pequeñas hiedras a una jardinera propia.
Como las raíces de ambas son sanas, las plantas se adaptan de inmediato, se entrelazan y comienzan a crecer juntas.
Ha llegado su momento.
En pocos años han cubierto las paredes de su casa.
¿Pudiste captar la imagen?
AHORA VE ESTA ESCENA ALTERNATIVA:
Dejas crecer tu planta de actividad sexual y no la cuidas nunca.
La trasplantas de maceta en maceta, se hace larga, débil y se llena de plagas.
Machín y exigente, buscas a una mujer con una plantita bien podada.
Se casan y trasplantas tu hiedra rígida llena de parásitos junto a la pequeña hiedra nueva, límpida y flexible de ella.
Tu planta tratará de enlazarse a la de tu esposa, pero sólo la asfixiará.
¡CUIDA TU PLANTA AHORA!
Extracto del libro "Te desafío a potenciar tu vida afectiva y sexual. Un manual moderno para curar heridas secretas y redescubrir el amor" de Carlos Cuauhtémoc Sánchez.
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