Muchas personas después de experimentar un cambio brusco de vida, se ven en la necesidad de enfrentar una nueva etapa. Es en ese momento cuando se preguntan: ¿Qué hago? ¿Cómo voy a vivir el resto de mis días? Tengo una amiga, que estaba en la cima de su carrera como ejecutiva, había alcanzado el nivel profesional que tanto deseó en los últimos años, tenía una buena pareja, disfrutaba de un cómodo estilo de vida... Un día tuvo un fuerte accidente y despertó con las dos piernas paralizadas, además de muchas heridas. Le tomó un año recuperarse para volver a caminar, pero en ese proceso perdió a su pareja, su trabajo y a la mayoría de sus amigos, además de las ganas de vivir y hasta el rumbo que llevaba su vida. Gracias al apoyo que le brindaron sus familiares y a las sabias palabras de un buen consejero, comprendió que necesitaba cambiar de vida. Así que tomó la decisión valiente de salir adelante. Inició un proyecto totalmente diferente.
Hoy tiene un taller de artesanos donde le da rienda suelta a su creatividad, le ofrece la oportunidad a otras personas de aprender y compartir la experiencia.
Ella al igual que otros, es un ejemplo y un motivo de estímulo para recordarnos que siempre podemos darnos una segunda oportunidad a pesar de las circunstancias adversas.
Sentir temor frente a lo desconocido o rabia y resentimiento frente a lo que vivimos tan inesperadamente, es natural... Mas lo importante es que después de haber vivido el duelo necesario podamos impulsarnos de nuevo para salir a la superficie de la vida, poniendo en práctica las herramientas y el conocimiento que adquirimos a lo largo de la vida y que tan celosamente guardamos en nuestra memoria por tanto tiempo. ¡Sí podemos volver a comenzar y hacerlo de una manera exitosa y satisfactoria!
Enfrentar lo desconocido que nos depara la vida cuando nos encontramos en el umbral de un nuevo comienzo, puede ser una de las experiencias más enriquecedoras que hayamos tenido, sobre todo, si estamos abiertos y dispuestos a descubrir el sentido positivo que traerá a nuestra vida. Es importante mantener siempre en forma nuestra capacidad de adaptación a los cambios, pues la esperanza de que nuestra vida transcurra en la comodidad y la seguridad de lo conocido, sin experimentar altibajos o cambios, es una idea que puede volvernos vulnerables e incapaces de aceptar y manejar todo lo inesperado que siempre se presenta en nuestra vida.
El mejor equipaje para recorrer la aventura de la vida consiste en: tener esperanza, curiosidad, un buen sentido del humor, realismo, flexibilidad, confianza en nosotros mismos y sentirnos preparados para superar los obstáculos que se atraviesen en nuestro camino sin tenerle miedo al fracaso.
Nuestra infelicidad puede ser causada por la incapacidad de ver lo que nos gustaría ser o lo que de verdad quisiéramos hacer en un momento dado. Es necesario romper con la pasividad y la inercia que ha envuelto nuestra vida en los últimos meses, para hacer los ajustes y los cambios necesarios en nuestra manera de afrontar la vida, con determinación, voluntad y valor, de manera que podamos retomar el camino de nuestros más ansiados sueños.
Pasos para darte una segunda oportunidad
Primer paso:
Recupera la calma: Es muy importante que analices, sin emociones, tu situación para que no tomes una decisión radical sólo por dejarte llevar por un impulso o por una serie de emociones negativas. Espera a estar más sereno, especialmente si acabas de experimentar una ruptura sentimental o la pérdida del trabajo, para tomar una buena decisión.
Segundo paso:
¡Prepárate!: Analiza cuáles son los recursos que tienes y en los que podrás apoyarte para iniciar una nueva etapa en tu vida, como: la adaptabilidad, la creatividad o la capacidad económica con la que cuentas para empezar. Sé muy honesto al momento de evaluar y reconocer tus limitaciones y valora tu capacidad de adaptarte a otro medio o situaciones nuevas para ti.
Tercer paso:
Elabora un nuevo plan: Este tiene que ser realista y muy acorde con tus posibilidades. Pues si te dejas llevar por la fantasía y las emociones, seguramente te frustrarás al descubrir que la realidad era otra. Es muy importante proyectar hacia adelante las consecuencias de nuestras decisiones de manera que podamos preparar un pequeño plan.
Cuarto paso:
Toma en cuenta los riesgos: Cambiar nuestro estilo de vida implica riesgos. Por lo tanto deja siempre abierta una puerta para rectificar el camino si fuese necesario. Aceptar la posibilidad de equivocarnos sin considerarlo un fracaso es un acto de humildad y madurez emocional. Sé flexible frente a lo impredecible que muchas veces se atraviesa entre nosotros y lo que nos hemos propuesto. Recuerda que nunca se avanza en linea recta, por eso mantente siempre dispuesto para buscar alternativas.
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