miércoles, 31 de marzo de 2010

COMO SANAR UN CORAZON ROTO

COMO SUPERAR EL DESAMOR

"No podemos sufrir de amor por el resto dela vida, porque así nos convertimos en víctimas de nuestras decisiones y emociones. Es importante aprender a aceptar lo que no podemos cambiar"

Es sorprendente la cantidad de personas que va por la vida sufriendo a causa del desamor.

El amor de pareja es muy importante para todos, porque al sentirnos queridos y correspondidos por la persona que amamos, contamos con toda la fortaleza, el entusiasmo y la energía necesarios para afrontar la vida con una mejor actitud. Pero si amamos y esa persona no nos ama, o deja de hacerlo, sufrimos pensando en que esta pérdida representa el fin de nuestra vida.

Es muy fácil sugerirle a un amigo o familiar abandonado que deje de sufrir, que pase la página y que comience a vivir una nueva etapa en su vida. Sin embargo, para la persona que sufre la pérdida y que, además, se encuentra en el medio de un huracán emocional, comprender que su vida no se acaba, confiar en que el dolor pasará, entender que no puede o, más bien, no debe manipular o presionar a la pareja para que regrese, porque en cualquier momento se volverá a ir es una tarea de titanes.
No podemos sufrir de amor por el resto de la vida, porque así nos convertiríamos en víctimas de nuestras decisiones y emociones. Es importante aprender a aceptar lo que no podemos cambiar, recordando que toda situación representa una oportunidad para aprender y crecer.

Levántate, seca tus lágrimas, sana tus heridas y toma decisiones, pues la vida continúa. Comprendo la dificultad y la ansiedad que te produce pensar en ello, pero tú también saldrás de ahí y, con el tiempo, reconocerás que lo que sucedió fue lo mejor para los dos.

Ten presente que nadie puede decirte qué decisión tomar, pues sólo tú conoces todos los detalles de la situación, tus sentimientos y tu capacidad para resistir o para buscar tu tranquilidad. Si ya tomaste o tomaron la decisión de una separación, acéptalo.

Vive tu duelo sin reprimirte para aparentar fortaleza frente a los demás. Evita sentirte víctima y, más bien, busca encontrar y resaltar los posibles elementos positivos que tenga la situación. Acompáñate de buenos amigos que no traten de echarle leña al fuego para alimentar en ti deseos de venganza. Distrae la mente, mantente ocupado haciendo algo que te guste y que te dé satisfacción. Valórate y siéntete capaz de superarlo aun cuando en este momento te sientas afectado y confundido. ¡Estoy seguro de que lo superarás y cuando menos lo imagines ni siquiera lo recordarás!

Con el tiempo, y cuando te sientas mejor, te sugiero que perdones, sí, aunque te parezca injusto y absurdo que te lo diga, porque ahora pienses que esa persona fue culpable de todo tu dolor. Porque el perdón no exime a las personas de su responsabilidad para con la vida, de reconocer y corregir el error y sus consecuencias, además de hacer cuanto sea necesario para aliviar la vida de las personas a las que afectaron. Cuando perdonamos a otros, nos liberamos a nosotros de la carga emocional negativa que hemos acarreado por mucho tiempo, y que ha nublado nuestra felicidad. Tienes derecho a ser feliz, dale la cara a la vida, con valor, fortaleza y una sonrisa, entonces, la vida te devolverá más de lo mismo.

¡Suelta el pasado, deja de preocuparte por el futuro, vive el presente, la vida es maravillosa, todo va a estar bien!

"Guardar la pequeña esperanza de que esa persona regrese, se arrepienta o cambie su opinión, puede hacernos mucho daño. Es preferible que tengas el valor de renunciar a ella definitivamente"

10 CLAVES PARA PASAR LA PAGINA

ACEPTA Y ASUME LA REALIDAD
Es importante atreverse a aceptar la situación tal y como es, sin caer en autoengaños que nos impidan afrontar la crisis para resolverla y superarla. De nada vale actuar como si no hubiese sucedido, pues así sólo lograremos extender y profundizar la pena.

VIVE TU DUELO EMOCIONAL
Atrévete a expresar, en voz alta y a solas, lo que sientes y lo que guardas. Debajo del agua de la ducha puedes encontrar un sitio adecuado para hacerlo.

ACOMPÁÑATE DE UN BUEN AMIGO
Expresar lo que sientes y piensas ayuda a liberar la ansiedad y a sanar el dolor. Contar con la compañía amorosa, respetuosa y sincera de una persona, suavizará la pena y te reconfortará.

DISTRAE TU MENTE
La tendencia es a recordar una y otra vez los detalleS de lo sucedido. Cada vez que un recuerdo llegue a ti, sacude tu cabeza y mueve tus pensamientos. Pon tu atención en otras áreas de tu vida, lee un libro o ve una película.

RENUNCIA
Guardar la pequeña esperanza de que esa persona regrese, se arrepienta o cambie su decisión, puede hacernos mucho daño. Es preferible que tengas el valor de renunciar a ella definitivamente, para que puedas cortar el cordón a través del cual se alimenta y se mantiene tu dolor.

LEVÁNTATE
Dale la espalda al pasado y abre los ojos para que puedas vivir el presente. Ponte una nueva meta, recupera tus antiguos sueños y concentra todos tus esfuerzos en conseguirlos. Retoma tu vida con entusiasmo y determinación.

ASUME TU RESPONSABILIDAD
Todos somos parcialmente responsables de lo que vivimos. Deja de buscar culpables y sentirte víctima. Pregúntate: "¿Qué puedo aprender de todo esto? Quedarte con el aprendizaje y verlo como parte de tu crecimiento, hará que puedas superarlo más fácilmente.

PRACTICAR EL PERDÓN
Cuando te sientas fortalecido y listo para pasar esa página y comenzar a escribir otra, llénate del amor que te dan o que sientes hacia tus seres queridos, hacia la vida, hacia ti mismo y perdona. Extiende tu comprensión hacia la actuación de esa persona.

RECURRE A TU FUERZA INTERIOR
Cuando sientas que no puedes, busca dentro de ti la paz que tanto necesitas. Siente la presencia de Dios, y apóyate en ella. Recibirás la fortaleza, el valor y la confianza para iniciar una nueva vida.

ENAMÓRATE DE TI
Esta es tu oportunidad de quererte. Valórate, consiéntete y recupérate. Aprende a disfrutar de tu soledad. Tienes la posibilidad de rehacer tu vida, de volver a comenzar.

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miércoles, 24 de marzo de 2010

CAMINANDO JUNTOS POR LA VIDA

CAMINANDO JUNTOS PARA TODA LA VIDA

Tengo unos amigos que están casados desde hace 12 años.
Hasta hace unos meses llevaban, aparentemente, una excelente relación, pero, poco a poco, se ha ido creando una fría distancia entre los dos. Ella se mantiene ocupada con los niños, el trabajo y sus amigas.
Él se ocupa de sus negocios y sólo sale con sus amigos. Ellos han perdido, lamentablemente, el deseo de compartir y ha germinado la desconfianza, la tristeza, la impotencia y el resentimiento.

Sus amigos, que están muy preocupados por la situación, opinan y toman partido.
Es curioso lo fácil que nos puede resultar, en un momento dado, observar, desde afuera, la vida de otras personas para juzgar con ligereza los pocos hechos que conocemos, señalar un culpable y crear la posible solución al conflicto.

Esto lo hacemos muchas veces inconscientemente, sin conocer verdaderamente las razones por las que llegaron a estar en esa situación e ignorando que cada persona siempre tiene una parte de la razón; y que en el caso de una pareja, sólo habiendo considerado el punto de vista y la necesidad de cada uno, es como se puede llegar a construir un acuerdo que les permita sentirse a gusto en compañía uno del otro y suficientemente motivados para hacer el trabajo necesario de cambiar y de incorporar nuevos y mejores sentimientos y actitudes a la relación.

La amistad, que es indispensable para mantener una buena relación de pareja, nos da la capacidad de disculpar y perdonar con más facilidad los errores y las faltas, nos motiva a compartir todo con esa persona porque encontramos una gran afinidad de intereses, nos comunicamos con sinceridad y confianza, prestando más atención al momento de escuchar; también nos convierte en cómplices y en compañeros en la aventura de la vida, evita que juzguemos con ligereza, y nos hace estar más dispuestos a aceptar las diferencias personales.

Para que una relación de pareja sea satisfactoria y se mantenga en el tiempo, se requiere que muchos elementos se conjuguen: pasar tiempo de calidad juntos para compartir y hacer crecer el amor, tener proyectos comunes. Hay que considerar, también, la necesidad que cada uno de nosotros tiene de reservar un pequeño espacio para hacer aquellas cosas que nos hacen sentir bien. Contar con la anuencia y con la compañía de la pareja para disfrutar de este espacio puede darle a nuestra vida un aire de tranquilidad y realización.

La confianza, la comunicación clara, abierta y directa, el respeto, la lealtad, la gratitud, la amistad y el amor, harán que podamos disfrutar de la compañía de nuestra pareja, sin sentir en algún momento que hemos perdido o renunciado a nuestra identidad.

Cuando después de algunos años de convivencia, todavía podemos pasar horas conversando con esa persona sin sentir el paso del tiempo, cuando nos sentimos dispuestos a compartir los momentos especiales, aun en silencio; cuando podemos apoyarnos el uno en el otro porque sabemos que estamos ahí para darnos la mano, cuando reímos juntos de las pequeñas tonterías que nos pasan, cuando sabemos que esa persona siempre está pendiente de nosotros, cuando a pesar de ser diferentes encontramos y resaltamos los elementos en común y las mejores características del otro, cuando disculpamos con facilidad para salir de la ira o del dolor y recuperar la alegría y las ganas de compartir, seguimos tan enamorados como al principio.

Es importante revisar las expectativas que tenemos acerca de nuestra pareja, de manera que podamos considerar todo lo positivo que esa persona trae a nuestra vida. Y a menos que la causa de nuestro malestar sea un comportamiento destructivo o irresponsable, en cuyo caso deberemos buscar ayuda profesional para resolverlo, bien vale la pena, fortalecer la amistad entre los dos para darnos otra oportunidad.

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domingo, 21 de marzo de 2010

DARNOS OTRA OPORTUNIDAD

Son varias las etapas que vivimos dentro de una relación de pareja, muchas de ellas más agradables que otras. Pero hay momentos difíciles en los que nos sentimos tan cansados o adoloridos por los problemas que hemos tenido, que experimentamos el deseo repentino de ponerle un punto final a la relación. ¿Valdrá la pena dejarnos llevar en un mal momento por una emoción negativa, para tomar la decisión de romper sentimentalmente, ignorando todos los aspectos positivos que también tiene nuestra relación de pareja? El amor representa el motivo por el cual nos perdonamos y hacemos compromisos de cambiar y mejorar nuestro comportamiento para continuar con la relación.

Las peores decisiones son las que tomamos en momentos donde la emoción nubla nuestra mente, impidiéndonos analizar objetivamente todos los aspectos de una situación. Es preferible esperar, hasta que podamos recuperar la calma y con ella la claridad mental necesaria para hacer nuestra elección. ¿Cuántas veces permitimos que el estrés y la ansiedad con la que vivimos entren al espacio a salvo que compartimos, afectando la comunicación y la armonía que teníamos? Al sentirnos alterados emocionalmente por alguna situación, cambiamos nuestra actitud y comportamiento, hasta el punto en que herimos a nuestra pareja y demás seres queridos. También puede ocurrirnos que el amor se acabe y que no encontremos razones suficientes para continuar al lado de la otra persona, en la que sólo podemos reconocer diferencias y limitaciones. Vale la pena que nos detengamos a considerar la posibilidad de darnos otra oportunidad, sólo si todavía y a pesar de nuestros desacuerdos y malentendidos, seguimos sintiendo verdadero amor el uno por el otro.

La vida en pareja puede ser una maravillosa experiencia, cuando ambos estamos dispuestos a compartir todo lo que somos y tenemos, apoyados en el amor que sentimos y en la confianza de sabernos queridos, valorados y respetados por la otra persona. El bienestar de la relación no depende tanto de que no existan diferencias o conflictos por enfrentar y resolver a lo largo de la convivencia, como de tener la certeza y la confianza de que haremos cuanto sea necesario para mantener y alimentar el amor.

Tal parece que hoy en día el ser humano está menos dispuesto a tolerar, a comprender y a perdonar a los demás. La soledad, la independencia, la autosuficiencia y el libertinaje de algunas personas han hecho que nos volvamos débiles hacia el compromiso, la responsabilidad y la fidelidad. Es posible aun en el medio de un momento tan complicado como éste encontrar y mantener el amor… ¡Yo creo que sí! ¿que piensas tú?

Si te encuentras en la disyuntiva de tener que decidir si te quedas o te vas… te sugiero que no utilices tus inseguridades personales, tus temores, tu economía, o lo que pensarán o sentirán otras personas para justificar tu decisión final, porque lo que realmente está en juego es tu felicidad. ¡Entonces piensa en ti!

Claves para superar una crisis

No tomes la decisión si estás afectado. Es preferible proponer un espacio de tiempo para calmarse y analizar bien la situación, antes de tomar una decisión que pudiera ser definitiva.

Pregúntese qué puede cambiar. Generalmente pensamos que la otra persona es la culpable de todo lo que nos pasa y pocas veces nos detenemos a considerar la posibilidad de que también nosotros hayamos contribuido al deterioro de la relación. Vale la pena abrir la comunicación para saber que necesita o considera el otro.

Pónganse un límite. Una de las razones que hace tan difícil el darnos otra oportunidad, es la falta de compromiso y responsabilidad al hacer nuestras promesas de cambiar. Busquen ayuda profesional si fuese necesario y pongan un límite amplio para estimular el compromiso de trabajar para sanar la relación.

Tome en cuenta todo lo positivo. Valoren todo lo positivo que han construido juntos, los momentos gratos, la familia y por encima de todo el amor que bien pudiera estar oscurecido por la situación personal o económica que estén enfrentando temporalmente.

Si la decisión es darse otra oportunidad… es necesario que se vuelvan a enamorar. Los detalles, las caricias, el cambio de nuestro comportamiento, una buena comunicación y una visión positiva de la relación y del futuro, harán que se encienda la llama del amor.

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jueves, 18 de marzo de 2010

CELOS ENFERMIZOS

¿Es víctima de celos enfermizos? Sepa qué hacer.

El Ministerio de Salud informó que un 30% de los suicidios registrados en lo que va del año fueron provocados por problemas conyugales o “conducta celotípica”

Preocupante. De las 70 personas que se suicidaron en lo que va del año, el 30% lo hizo por problemas conyugales o conducta celotípica (celos enfermizos), según informó el médico Freddy Vásquez Gómez, jefe del Programa de Prevención de Suicido del Instituto Nacional de Salud Mental Honorio Delgado–Hideyo Noguchi, del Ministerio de Salud.

Los celos excesivos o “conducta celotípica” están ligados a la afectividad y relacionados a la inseguridad y desconfianza hacia la pareja.

El especialista recomienda a las personas estar atenta durante la etapa del enamoramiento o noviazgo, por ser un tiempo propicio para ver si la mujer o el varón presenta “conductas celotípicas”. Para estos casos recomienda recurrir a terapias individuales y de pareja, pero sobre todo basar la relación en la comunicación y confianza.

ALGO NORMAL, PERO...

Vásquez Gómez explicó que si bien es natural sentir celos hay que cuidar que la situación no se salga de control y empiecen a presentarse conductas como las llamadas incesantes al celular para saber dónde y con quién está la pareja, y si está coqueteando con alguien más.

“Esto lleva a una relación enfermiza. Uno de los involucrados provoca miedo o temor y ocasiona la depresión de la persona afectada” advirtió.

El psiquiatra explicó que en el Perú se están incrementando muchos casos de “conducta celotípica”, provocada principalmente por una conducta machista.

Recuerde que los casos de celos enfermizos casi siempre desencadenan en violencia familiar, perjudicando la situación laboral y económica de la familia y pueden culminar, como se ha dicho, en homicidio, suicidio de la mujer o del varón, o incluso de los hijos.

Ver el artículo original con comentarios en:
http://elcomercio.pe/noticia/448311/victima-celos-enfermizos-sepa-que-hacer
En el comentario #22 de esa noticia, propongo algunas soluciones para los celos patológicos.

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martes, 16 de marzo de 2010

SIEMPRE JUNTOS

Cuando nos enamoramos, vivimos momentos llenos de emoción, ilusión, entrega y pasión. Nos sentimos como niños, dispuestos a dar y a entregar lo mejor de cada uno de nosotros. Pero a pesar de lo maravilloso que significa vivir la etapa mágica del enamoramiento, para que éste se mantenga en el tiempo y la relación florezca de forma positiva, queda todavía un largo camino por recorrer.

Podemos encontrar en una relación, compañía, cariño, apoyo, interés, amistad, confianza, protección, comprensión... en fin, una serie de valores indispensables para complementar nuestro bienestar emocional. Pero en ningún momento deberíamos esperar que la otra persona se convierta en el sentido absoluto de nuestra vida, en el responsable de nuestra felicidad, en la respuesta a todas nuestras inquietudes, en la solución a nuestros problemas, en el responsable de todo lo que nos pasa o en el proveedor de todo lo que nos hace falta materialmente, porque si es así, sufriremos la frustración de ver negadas nuestras expectativas.

Todo lo positivo que encontremos en nuestra pareja al comienzo de la relación, debería ser suficiente para iniciar y mantener una convivencia sana, grata, que con el tiempo y debido a las transformaciones personales que ocurran en cada uno de nosotros, vaya aumentando el bienestar y la satisfacción de los dos.

Es importante comprender que para experimentar un mayor bienestar, tenemos que asumir la responsabilidad de trabajar en nosotros mismos para cambiar algunas de las programaciones negativas que nos sabotean esa posibilidad. Con el apoyo, el interés y la compañía de nuestra pareja podremos sanar las heridas del pasado, bajar el nivel de expectativa y disfrutar aún más de cada momento positivo y agradable que compartimos.

Mantener el amor entre los dos, implica el cuidado diario de la relación. Aprendamos a mantener a raya el estrés para que no trastorne nuestra manera de ser, evitemos traer los problemas del trabajo a la relación todo el tiempo, dejemos de hablar constantemente sobre los que nos preocupa o inquieta con respecto al futuro. Mantener una cierta higiene emocional, nos ayudará a proteger la relación de todas las situaciones inesperadas y cambiantes que puedan afectar nuestra vida.

Para que una relación de pareja funcione, existe una serie de elementos que tenemos que tomar en cuenta:

Respetate a ti mismo. Recuerda que nosotros le enseñamos a los demás cómo es que van a tratarnos. El amor nos exige entregarnos, pero sin perder de vista nuestros propios deseos y necesidades. En la medida en que te valores y respetes más, tu pareja aprenderá a respetarte y a valorarte.

No renuncies a tus sueños personales. No puedes abandonar tus sueños. Muchas veces las personas abandonan sus sueños personales pensando que al ayudar a su pareja a cumplir los suyos se sentirán igualmente llenos. Es momento de recordar que cada uno de nosotros debe buscar y alcanzar el éxito a través del cumplimiento de sus propias metas aun cuando éstas sean compartidas con la pareja.

No permitan que los padres de ambos intervengan en la relación. La lealtad hacia la pareja debería ser más importante que cualquier compromiso familiar. En algunos casos, los comentarios y la presencia constante de los padres termina afectando negativamente la relación. Establecer límites firmes y amplios les permitirá construir una vida juntos tomando en cuenta los intereses y las necesidades de ambos.

Recuerda que tu pareja no ve las cosas como tú. La mayoría de los desacuerdos que experimentamos en la convivencia obedecen a la necesidad que tenemos de cambiar el comportamiento de la otra persona. Esperamos que piense, actúe y analice las situaciones igual a como lo haríamos nosotros. Reconocer y aceptar nuestros diferentes puntos de vista, nos ayudará a ganar una visión más amplia de cada situación.

Podemos establecer acuerdos. Querer convencer a nuestra pareja para que siempre nos dé la razón, puede llevarnos a una crisis y a la separación. No podemos sentarnos en la mesa esperando que el otro haga lo que nosotros queremos, llegar a un acuerdo significa tomar en cuenta el planteamientos de cada uno y luego construir una tercera alternativa tomando en cuenta la necesidad de los dos.

Hablar siempre de nosotros. El bienestar de una relación de pareja siempre depende del trabajo y la atención de los dos. Cuando comenzamos a ver la relación unilateralmente hacemos juicios y críticas constantemente. Además nos vamos volviendo apáticos, irritables, dramáticos o indiferentes, con el riesgo de apagar la llama del amor. Mantener siempre la actitud de incluir, tomar en cuenta o considerar a nuestra pareja, nos hará sentir queridos e importantes.

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viernes, 12 de marzo de 2010

SABER ESCUCHAR

Hoy en dia todos queremos hablar y hay muy pocos dispuestos a escuchar. Una persona me comentaba en estos días que ya sólo saluda a sus clientes diciéndoles ¡hola!, porque si agrega la pregunta: ¿Cómo está?, inmediatamente viene una respuesta larguísima acompañada de la historia en detalle de todos sus males personales. Y ya sea como esta persona que se siente cansada para cargar con las historias de los demás o porque estamos agobiados con tantas cosas pendientes que tenemos en la cabeza o porque definitivamente no tenemos el hábito de escuchar sino que hemos desarrollado la capacidad de hablar todo el tiempo y sin parar, no nos escuchamos lo suficiente.

La comunicación es una calle de doble vía y es más sabio muchas veces escuchar con atención a los demás, que hablar.

No saber escuchar provoca errores y la mayoría de nuestros conflictos personales. El mal oyente reclama la atención de quien habla, piensa en lo que dirá entretanto, interrumpe para controlar la conversación y generalmente se aferra a sus opiniones. Algunos de los obstáculos de la comunicación son: Un ambiente lleno de ruido donde se nos dificulta hablar y escuchar a la otra persona; los prejuicios, las ideas y la actitud que tenemos con respecto a nuestras diferencias con los demás; el estatus, porque atendemos a aquellas personas que nos parecen más importantes y preparadas que otras; el pensar sólo en la satisfacción de nuestros propios intereses; y el ruido interior que nos impide prestar atención al mensaje o a la persona que nos habla.

Para ser un buen oyente tenemos que dejar de lado nuestros propios asuntos y escuchar a la persona con un interés genuino, que nos permita comprender su historia. Un buen oyente no es la persona que analiza las palabras y su significado conceptualmente, sino el que logra que la persona que habla se siente apreciado y motivado a expresar sus ideas y sentimientos.

Escuchar significa atender totalmente a la persona que nos habla, sin interrumpirlo, sin juzgarlo o criticarlo. Implica muchas veces dejar lo que estamos haciendo para prestarle un poco de atención. Cuántas veces le hablas a tu pareja de algo importante mientras él o ella están viendo televisión o leyendo el periódico... te contestan mecánicamente, tú le dices que no te presta atención y te responde casi literalmente tu frase final... ¿Cómo te sientes? Estoy segura de que lo que te gustaría es que apagara el televisor o cerrara el periódico y te pusiera atención. Cuando nos escuchan, nos sentimos queridos e importantes, además muchas veces ocurre que después de contarle nuestra historia a un buen amigo, como por arte de magia, alcanzamos la claridad que nos permite reconocer la salida o la solución y todo esto, sin que nuestro amigo haya abierto la boca para darnos su sabio consejo. Así funciona la magia de escucharnos y apoyarnos en todo momento. Prestar atención al escuchar es un gesto de amor.

Podemos aprender a escuchar bien:

GUARDA SILENCIO. Mientras la otra persona te habla, mantén un silencio respetuoso y atento. Si te es posible, mírale a los ojos, de esta manera sentirá que le atiendes y que te interesas por sus ideas o vivencias. Evita interrumpirlo para opinar o criticarlo con ligereza. Espera hasta que haya finalizado para compartir con él tus comentarios.

MUESTRATE INTERESADO. Puedes hacer gestos afirmativos mientras te habla para mostrar que estás siguiendo la conversación. También puedes usar frases afirmativas, como: "Entiendo cómo te sientes", "Estoy seguro de que harás lo mejor"; sirven para darle confianza a nuestro interlocutor y al mismo tiempo, muestran nuestro interés en su historia y el deseo sincero de apoyarlos.

RESUMIR LA CONVERSACION. Asegúrate de que la persona terminó de hablar preguntándole: ¿Ya terminaste? ¿Quieres decirme algo más? Y luego hazle un resumen de sus ideas para asegurar la claridad de la comunicación y tu comprensión de su historia. Además, así le haces saber a tu interlocutor que estás esforzándote por comprenderlo.

APAGA TU MENTE. Mientras escuchas a la otra persona deja de pensar en que tus ideas, planteamientos o decisiones son mejores. Concéntrate en el deseo de comprender qué siente, cómo piensa, qué sabe y qué puede aportar a tu vida en este momento. Muéstrate abierto a los puntos de vista de los demás, sin juzgarlos y sin anticiparte a lo que la otra persona va a decir. Recuerda de vez en cuando detenerte para darle espacio a la otra persona de expresar sus ideas o hacer sus comentarios.

Practica escuchar con atención y con amor a tus seres queridos, tal vez descubras que son personas diferentes a las que imaginabas... Darles un espacio respetuoso y seguro donde puedan expresarse, los hará sentir queridos y especiales.

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miércoles, 10 de marzo de 2010

¿ERES ALERGICO A LOS CONSEJOS?

Tengo una amiga que acaba de terminar con una relación sentimental donde no recibía ningún tipo de satisfacción afectiva, se mantenía en ella solo por la justificación que daba a cada situación que vivía con su pareja. Durante algún tiempo sus amigos más cercanos le sugirieron que terminara con esa relación, que no era buena ni justa para ella, que era preferible que se quedara sola un tiempo mientras sanaba. Pero ella, siempre tenía una explicación para justificar su negativa a romper definitivamente.

Reflexionando acerca de su situación, encontré un factor común presente en diferentes situaciones por las que atraviesan muchas personas adultas, la negativa a escuchar y considerar como válidos los comentarios o sugerencias que nos hacen aquellas personas que nos quieren incondicionalmente, y que lo único que desean es nuestro bienestar.

Es cierto que no podemos dejarnos llevar por las consideraciones o los consejos que nos dan los demás, porque en la mayoría de los casos, lo que buscan es satisfacer su interés personal. Pero hay personas diferentes, aquellas a las que nos une un vínculo afectivo limpio y desinteresado construido a través del cariño, deberíamos, al menos, escuchar lo que nos dicen, para luego reflexionar y decidir si aceptamos su comentario o lo desechamos. ¿Alguna vez habías pensado en esto?

Escuchar a la otra persona, no quiere decir que estemos obligados a hacer lo que él o ella sugiere que hagamos... sólo implica abrir una pequeña puerta a través de la cual podamos recibir un comentario imparcial y objetivo que nos permita considerar otros aspectos de la situación que enfrentamos y que por sentirnos afectados, no podemos observar con claridad.

Durante la infancia, muchas personas estuvieron sometidas a la presión de unos padres dominantes y perseguidores que constantemente les decían qué hacer, y por esta razón crecieron con una cierta rebeldía o posición defensiva frente al comentario, consejo o sugerencia que le hacen los demás. "Nadie aprende por experiencia ajena"... dice una frase popular que nos recuerda, que cada uno de nosotros tiene su momento y su oportunidad para reconocer una verdad. No importa cuántas veces alguien intentó mostrarte la perspectiva real de tu situación, sólo la pudiste reconocer cuando estabas listo para asumirla.

La próxima vez que tu pareja, un buen amigo o una persona en la que confías se acerque para hacerte un comentario o darte una sugerencia... pregúntate: ¿Quién va a salir beneficiado realmente si yo tomo en cuenta sus palabras? ¿El o yo? Así te será más fácil abrirte para escuchar.

Cuando somos jóvenes, pensamos que somos capaces de conducirnos sin necesidad de que nuestros padres o las figuras de autoridad nos digan o sugieran cómo hacerlo... pero lo cierto es que casi todos descubrimos en el tiempo, que si hubiésemos escuchado con más conciencia, nos habríamos evitado parte del sufrimiento. Atrévete a mejorar la comunicación y a recuperar la confianza entre tus padres y tú. Recuerda que ellos siempre quieren lo mejor para ti.

De vez en cuando nos hace falta descansar o apoyarnos en la confianza que nos produce una persona, no porque seamos débiles y busquemos su aprobación sino, porque su estilo de vida, sus experiencias con resultados positivos y el amor incondicional que siente hacia nosotros, nos muestre que podemos hacerlo. No seas dependiente emocionalmente de los demás ni te dejes manipular por ellos para satisfacer sus propios intereses, esto no es justo para ti. Decide buscar las personas apropiadas con quienes compartir tus inquietudes o tus dudas, de manera que puedas confiar en su consejo.

Para tener presente

- Cuando estás afectado no tienes la claridad necesaria para analizar una situación

- Evita justificar situaciones injustas y difíciles para ti

- Busca el apoyo y la compañía de una persona en la que confías. Enfrentar solo un problema lo hace más difícil de resolver

- Abrete mentalmente para escuchar y luego reflexionar acerca de la sugerencia que te haga otra persona

- Tú eres el único que puede y debe tomar la decisión final. No busques el que otros lo hagan por ti

Si alguien confía en ti... Antes de hacer un comentario con ligereza, colócate en su lugar para que puedas comprender qué siente o qué piensa. Después, comparte con esa persona tus comentarios sin juzgarlo o descalificarlo. Ayúdalo a analizar los pro y los contra de su situación, evita tomar decisiones por él. Hazlo con respeto y mucho cariño, muchas veces esto es suficiente para que la otra persona encuentre por sí misma la respuesta o la claridad que está buscando.

Suelta el pasado...

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lunes, 8 de marzo de 2010

RESPETO A NUESTRAS DIFERENCIAS

¿Cuantas veces terminamos hiriendo a los que más queremos con nuestras actitudes y comentarios, sin notarlo? Te has preguntado alguna vez. ¿Cómo podríamos relacionarnos con la misma persona que amamos, sin lastimarnos?

Somos diferentes en lo personal. Cada uno de nosotros ha sido formado con parámetros, consideraciones, creencias y valores propios y diferentes al resto de las personas y aun, cuando espiritualmente estemos hechos de la misma naturaleza... Nuestras diferencias personales, nos separaran si nos fijamos en ellas, al momento de relacionarnos y de convivir con la persona amada.

Hay personas que desde el comienzo de la relación, ya están pensando que cuando se casen lograrán cambiar aquellas actitudes que le molestan de su futura pareja; otras, una vez que se establece la convivencia, se pasan la vida en común, queriendo cambiar o doblegar la forma de ser de su pareja, casi siempre con la intención de mejorar su condición de vida. Ciertamente podemos aportar sugerencias positivas, producto de nuestra experiencia, a la otra persona, pero debemos aprender a respetar el proceso y el tiempo que le tome, para decidir si la incorpora o no. Ahora bien, cuando nos convertimos en personas perseguidoras del otro a través del sermón, la critica o el juicio constante, corremos el riesgo de que esta actitud nos lleve a distanciarnos, a enfriarnos y hasta crear un resentimiento que nos impulse a agredirnos.

¿Alguna vez has pensado en la posibilidad de aceptar a tu pareja como es? Reflexiona acerca de las cualidades y de las limitaciones personales que tiene tu pareja y pregúntate si pudieses vivir de buena manera con ellas.

Aquellas características positivas de la personalidad de la pareja que encontramos en el comienzo de la relación, debieran bastar para que tengamos una buena convivencia y si a lo largo de ella, vamos transformándonos el uno al otro para convertirnos en mejores personas, este será un regalo extra, producto del amor, la entrega y el trabajo que hemos realizado individualmente, por el bienestar de los dos y de los niños que formen parte de nuestro espacio familiar.

Forzar a la pareja a aceptarnos a sabiendas de que tenemos ciertos hábitos o actitudes negativas hacia nosotros mismos o hacia nuestros seres queridos, es una falta de consideración y respeto hacia la persona que nos ama. Espero que ni en los momentos más difíciles digas la frase: Yo soy así y si me quieres bien y si no...

Comienza por reconocer todo lo positivo

Deja de fijarte en todo lo negativo que hace tu pareja y comienza a reconocer todos sus esfuerzos positivos. Evita decir tu nunca o tu siempre especialmente si es para referirte a sus errores.
Recuerda aquello que te hizo enamorar, es posible que continúe ahí.

No hagas comentarios hirientes

Cuando estas alterado, generalmente dices cosas que mas tarde cuando ha bajado la emoción te arrepientes de haber dicho. Evita hacer uso del conocimiento que tienes de sus debilidades para herirlo más. Ya es suficiente con el dolor que se han causado producto de la discusión.

Pide disculpas rápidamente

No te acuestes a dormir peleado y sin hablarle a tu pareja. Se tú quien tome la iniciativa para pedir disculpas y recuperar el buen animo entre los dos. Recuerda que cualquier esfuerzo dirigido a sanar las heridas y a conectarnos de nuevo al amor siempre será beneficioso para los dos.

Piensa antes de hablar

Pregúntate siempre antes de hacerle una observación a tu pareja si vas a ayudarle de alguna manera con ella. Luego encuentra el mejor momento y las palabras adecuadas para que reciba tu observación de buena manera y no como una crítica más dirigida a descalificarle o a bajar su autoestima.

Disponte a hacer las paces

Acepta los esfuerzos que hace tu pareja por animarte y disculparse. Evita mantenerte cerrado y resentido, busquen juntos la mejor manera de solucionar sus diferencias y asuman el compromiso de hacer cuanto sea necesario para lograrlo entre los dos. Si todavía lo quieres, vale la pena sonreír y pasar el resto de la vida juntos y a gusto.

Busquen ayuda de un buen profesional

Cuando sabes que las diferencias parecen irreconciliables, es importante buscar la ayuda de un consejero que los ayude a encontrar el camino para lograr la reconciliación, y así fortalecer el amor que existe entre los dos.

Muchas personas se han pasado la vida buscando a ese alguien especial que los amara incondicionalmente, para toda la vida. Valoremos el esfuerzo que realiza nuestra pareja para entregarnos lo mejor y tratemos de corresponderle con Amor.

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viernes, 5 de marzo de 2010

Y VIVIERON FELICES...

Nos gustaría que la felicidad y el amor nos acompañaran a vivir toda la vida... Muchas personas han llegado a pensar que son una utopía; tal vez marcados por el dolor de una ruptura, y que sólo existen en la mente de aquellos que los desean.

Estoy seguro que cuando te casaste lo hiciste pensando en que sería para siempre y tal vez hoy te encuentres como una persona que me escribió hace poco y que acaba de tomar la decisión de divorciarse de su esposo después de muchos años de casados. Tienen un hijo, una casa que consiguieron con el esfuerzo y el trabajo de ambos y una cantidad de recuerdos y momentos compartidos con ilusión y sentimiento.

La primera reacción es pensar que todo es una pesadilla y que realmente no te está sucediendo. Más tarde viene la negación acompañada de un gran sentimiento de confusión: Esto no me está pasando a mí, tiene que haber una equivocación en alguna parte... aun, cuando tu cabeza fría y sin sentimientos te muestra los hechos. Lo próximo es el dolor, esa sensación que pareces no aguantar dentro del pecho, que te quita el sueño, las ganas de comer, te roba la alegría y hasta las ganas de vivir. Por último aparece el temor, ese sentimiento que se alimenta de todos tus pensamientos negativos, de las imágenes nefastas de todo lo que supones que te ocurrirá a ti y a tus hijos producto de esta separación. Es así como el sufrimiento se instala en tu interior avivado por el círculo que se genera entre tus pensamientos y temores.

Te conviertes entonces en la resistencia más fuerte a vencer, pues cada vez que algún ser querido se acerca para compartir contigo palabras alentadoras y positivas, respondes o piensas: Es que no comprenden lo que siento, es que no están en mi situación.

Tienes razón de sentirte adolorido y molesto con la vida, después de todo esta es una de las pérdidas más grandes que puedes experimentar, sobre todo si estabas enamorada de verdad, tenías la fantasía de que era recíproco y que sería para siempre. Aun así, estoy segura de que llegará ese instante mágico en que te sientas lo suficientemente fortalecida como para cerrar ese capítulo de tu vida, trabajar el perdón, pasar la página y comenzar a vivir de nuevo con confianza y alegría.

Yo sé que en este momento observas frente a ti un panorama incierto y que desconfías del efecto real que tienen mis palabras y las de todas las personas que tratan de apoyarte para que salgas de nuevo a la superficie de la vida, es natural, te tomará tiempo comprobarlo. Estoy seguro que lo superarás y que en un tiempo te preguntarás por qué no te diste cuenta de todas las señales que estuvieron presente durante la última etapa de la relación. ¡Gracias a Dios, todo pasa!

Definitivamente es diferente la situación, cuando eres tú quien toma la decisión de separarse con serenidad y responsabilidad; quiero decir habiendo tratado de solucionar los conflictos o las diferencias entre los dos y sin haberlo logrado. En cambio, si lo haces porque el comportamiento de tu pareja te obliga a tomar una decisión como esa, tu dolor será parecido al de la persona que abandonan en contra de sus sentimientos.

Vamos, ¡tú puedes levantarte de ahí! Vive tu duelo con intensidad, llora todo lo que necesites, hazlo hasta que ya no te queden lágrimas. Comparte tu tristeza con tus amigos verdaderos o con tu familia si sabes que puedes apoyarte en ellos, porque no te enjuiciarán, no te presionarán para que rectifiques tu decisión, sino que comprenderán y respetarán tu proceso dándote el cariño y la protección que necesites.

Hay personas que silenciosa y estoicamente soportan el dolor sin darse el permiso de liberarlo y pedir ayuda para superarlo. Espero que no seas tú una de esas personas. Mereces otra oportunidad, concédetela con gentileza.

Para recordar:

- Lo más importante para la estabilidad de tus hijos es tu recuperación emocional.

- Deja de darle vueltas una y otra vez en tu cabeza a los recuerdos amargos. No te sientas víctima.

- Es natural que experimentes temor de continuar tu vida solo.

- Si tu decisión es terminar, no guardes expectativas de continuar con la relación, porque así te harás menos daño.

- No involucres a tus hijos en el proceso. No los obligues a tomar partido. Ambos seguirán siendo sus padres.

- Cada vez que te asalten los miedos, repítete a ti mismo: "Yo puedo superar esta situación por difícil que sea", "Yo puedo continuar adelante con mi vida", "Vamos a estar muy bien". La repetición de frases afirmativas y positivas te ayudará a tener la fortaleza, el valor y la confianza para salir adelante.

- Recuerda que nunca estás solo, la presencia de Dios te acompaña siempre. Piensa que tienes la oportunidad de madurar y descubrir un nuevo significado del amor y la felicidad, que tendrás la oportunidad de compartir con tus hijos cuando te vuelvas a enamorar.

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miércoles, 3 de marzo de 2010

CUANDO TU PAREJA SE VA

Me sorprende la fuerza que tiene en muchas personas el deseo de permanecer al lado de una pareja que sentimentalmente no desea continuar con la relación y que, además, expresa abiertamente que ya no siente amor.

Cómo es posible que en algunos casos el temor a quedarnos solos, el falso orgullo o una baja estima nos lleven a manipular a la otra persona para que se quede a nuestro lado, pensando que de esta manera lograremos reavivar la llama del amor...

Tengo una amiga que en este momento, sufre el desamor de su pareja, piensa que ya no tiene sentido continuar viviendo, mucho menos seguir trabajando por cumplir sus metas. Su depresión es inmensa, llora casi todo el tiempo y no acepta las invitaciones que le hacemos sus amigos para distraerla un poco, para ayudarla a calmar su ansiedad y a sanar su dolor. Ella ha decidido encerrarse a vivir su duelo indefinidamente.

¿Qué puedo hacer para ayudarla a salir de ahí, a superar su difícil situación a pesar de ella? ¿Cómo evitar que sienta tanto dolor y resentimiento? Pienso que lo primero que debemos hacer para ayudarla es colocarnos en su lugar y comprender cómo se siente, de manera que podamos mostrar la empatía necesaria que le permita abrirse para escuchar y aceptar nuestros comentarios y sugerencias amorosas y desinteresadas. Mostrar respeto por el dolor del otro es el principio de un trabajo que nos dejará apoyarle a lo largo del proceso que le llevará a sanar sus heridas sentimentales para recuperar su autoestima, dejar el pasado atrás, perdonar y, más adelante, darse otra oportunidad.

En verdad no es fácil experimentar una pérdida sentimental, comprendo tu situación y sentimientos. Aún así quiero sugerirte que te des el tiempo necesario para sanar tus heridas, que mantengas distancia física con tu ex pareja, que evites darle vuelta en tu cabeza una y otra vez al recuerdo del momento de la ruptura tratando de buscar los detalles que te den una pista para descubrir las razones que causaron el que tomara esa decisión. Evita sentirte culpable absoluta, recuerda que la responsabilidad del bienestar o del malestar de la relación siempre es de dos. Disponte a perdonar a la persona despues de haber tomado la decisión valiente de soltarte, para conceder el espacio que ambos necesitan para reflexionar acerca de todo lo sucedido.

Recuerda que cuando la ausencia, el abandono o el desamor no tienen remedio, tenemos que saber pasar la página para sanar el corazón y recuperar la alegría por la vida.

Claves para superar el desamor

Acepta tu realidad. A la persona que ha sufrido el abandono, le costará mucho aceptar que la relación se ha terminado... pero, siendo esto muy duro, es el primer paso para iniciar un proceso de recuperación emocional. Acepta lo que no puedes cambiar, para que el dolor salga rápidamente de tu vida.

Vence el deseo imposible. A pesar de que tu deseo sea conservar a la persona amada, debes reunir el valor y la determinacion para soltarte de esa expectativa. Recuerda que aunque pienses que vas a morir sin la compañía de tu pareja, no es así, morirá la dependencia, pero tú retomarás la vida de una manera más positiva.

Vive tu duelo. Aceptar y respetar tu dolor implica vivir el duelo de una pérdida significativa. Llora si tienes ganas, siéntete víctima, desahógate... y luego toma la decisión firme y valiente de impulsarte para salir de nuevo a la superficie de la vida. Tú puedes salir de ahí para recuperar de nuevo la alegría de vivir.

Perdona. Aun cuando creas que tu pareja es responsable de la ruptura de la relación, es importante que puedas llenar tu corazón de comprensión para perdonarle. Sólo a través del perdón sincero podemos sanar las heridas y soltar los lazos que nos mantuvieron atados al pasado a través del recuerdo triste del dolor vivido. Perdona desde el corazón y pasa la página.

Quiérete y valórate. Es importante que aprendas a valorarte por ti mismo, que puedas reconocer y apreciar tus cualidades y tus características más positivas; elevarás tu autoestima, fortaleciendo la confianza en ti mismo, vencerás la culpa que te pueda asaltar y podrás retomar tu vida con valor, confianza y determinacion.

Dejar pasar el tiempo es la mejor medicina. Distrae tu mente, acompáñate de buenos amigos, concéntrate en hacer las tareas cotidianas con dedicación, reconoce la presencia de Dios en tu interior y recupera tu paz, recordando que todo sucede por una buena razón, aunque en este momento no puedas reconocerlo. Eres una persona especial y mereces atraer a tu vida a una pareja que te valore, te respete y ame de la misma manera como tú estás dispuesto a hacerlo.

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martes, 2 de marzo de 2010

PREPARADO PARA VIVIR EN PAREJA

Tengo una Amiga, relativamente joven, que en este momento está sin pareja. Ella ha vivido su soltería obligada con tranquilidad, inclusive podría decir que hasta con entusiasmo. Pero en los últimos meses ha comenzado a sentirse visiblemente desanimada y agresiva, producto de la incapacidad repentina de aceptar y manejar la soledad por más tiempo. Conversando con ella resaltan frases que repiten otras personas que se encuentran en la misma situación: “Yo creo que me voy a quedar sola”, “Me reuní hace unos días con mis amigas y la mayoría está casada y hasta tres de ellas ya tienen hijos”, “Ya no quiero ir a las reuniones familiares para que me pregunten si tengo novio y cuándo me voy a casar”, “Es muy difícil encontrar una pareja en estos días”... Son muchas las razones por las cuales una persona adulta permanece sola y es difícil predecir si en algún momento encontrará la persona ideal con la que sueña compartir la vida. Yo creo que gran parte de los obstáculos a vencer se encuentran en nuestra mente y son los prejuicios o las creencias que adquirimos desde muy pequeños y que además son reforzados con los comentarios de nuestros amigos y familiares frecuentemente. Por ejemplo una autoestima baja hace que creamos que nadie lo suficientemente bueno se fijará en nosotros o que no seremos capaces de mantener una relación. Otra de las causas podría ser nuestra actitud independiente, generada por vivir tanto tiempo solos y tener que resolver todas las situaciones por nosotros mismos, al volvernos autosuficientes y capaces, muchas veces alejamos a las otras personas de nuestro lado. También puede sucedernos que al haber pasado mucho tiempo solos, nos hallamos acostumbrado a nuestra libertad y a nuestro espacio personal siendo cada vez más difícil compartirlo con otra persona que será diferente de nosotros en sus hábitos y comportamiento. Pero también es posible que una experiencia sentimental difícil en el pasado nos convierta en personas agresivas y distantes, construyendo una coraza emocional que nosotros no vemos pero que los demás reconocen con facilidad. Otra posibilidad es que nuestras expectativas acerca de nuestra pareja ideal sean tan altas que no encontremos a nadie que nos haga sentir mariposas en el estómago. Esta última me parece que es una de las más comunes. Todos conocemos la teoría que dice: Tener una relación de pareja implica compartir parte de nuestro espacio de libertad e intimidad con la otra persona, de manera que ambos nos sintamos incluidos y tomados en cuenta. ¿Pero estamos listos para hacerlo?

En la medida en que nos acostumbramos a vivir solos, vamos acomodando el estilo de vida a nuestras necesidades y deseos, haciendo que sea más difícil ceder parte de nuestro territorio cuando llegue el momento de compartirlo.

Este es el momento perfecto para iniciar un proceso de autobservación. Reconoce tus actitudes, escucha tus palabras y mírate en el espejo para conocer tu expresión corporal y luego pregúntate si eres la persona ideal que puede atraer a su vida a esa persona especial que estas esperando. Si la respuesta es no, prepárate para serlo. Nadie llega a nuestra vida por casualidad, todo encuentro es causal y si queremos cambiar el patrón de las personas que atraemos tenemos que hacer algún cambio significativo en nuestra personalidad y comportamiento.

Algunas claves para recibir el amor

Valórate a ti mismo. Lo primero que tienes que hacer es reconocer y valorar tus cualidades y las características positivas de tu personalidad. Cree que eres una persona muy especial que merece compartir su vida con una persona que te respete, ame y valore lo suficiente. Muéstrate como eres y alguien especial llegará a tu vida para compartirla.

Perdona. El próximo paso consiste en practicar el perdón hacia esa persona que de una u otra forma te afectó, haciendo que construyeras una coraza emocional para protegerte del dolor y la traición en una nueva relación. Llénate de amor y perdónalo, para que puedas pasar la página y sanar tu corazón.

Deja de esperar. Vive tu vida con entusiasmo y alegría. Sé tú mismo, practica algún deporte o un hobbie. Es importante que salgas del encerramiento en el que te encuentras... Anímate a pasar un buen rato con tus amigos o con los compañeros del trabajo, inscríbete en un club o en una actividad donde conozcas personas nuevas y diferentes.

No permitas que la soledad te lleve a involucrarte en una relación sin que exista amor verdadero, haciéndote pagar un precio altísimo por un poco de cariño y compañía. ¡Eres una persona muy especial!

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lunes, 1 de marzo de 2010

A TIEMPO PARA EL AMOR

Tenemos una pareja de amigos, casados desde hace 14 años, con problemas como los de todas las parejas, pensaban ellos... hasta hace unos días, cuando él le pidió el divorcio a ella, y comenzó una historia llena de vacío y tristeza...

La primera pregunta que nos pasa por la mente es: ¿Qué paso? Pero si todo estaba tan bien... ¡tiene que ser que se enamoró de otra! En una relación generalmente, el hombre se preocupa de cuidar a su pareja si esta es más joven o muy atractiva y nosotras, sólo cuando notamos que él empieza a actuar diferente, sale muy perfumado, se preocupa por su ropa... es entonces cuando nuestra luz de alarma se enciende y sentimos que algo no anda bien a pesar de que sólo unas horas antes, considerábamos que nuestra relación era a prueba de fuego, en un momento... la preocupación nos invade. Ojalá, que las sospechas sean infundadas y no sea demasiado tarde.
Nuestra relación de pareja es como una casa, que por fuera se ve muy bien, pero por dentro se puede estar desmoronando... tal vez la magia se ha perdido, y no nos hemos dado cuenta, a pesar de que las señales están ahí... Algunas de las señales de alarma que nos muestran que algo anda mal en la relación son: cuando ya no existen los detalles, cuando nos interesa pasar más tiempo con los amigos que con la pareja, cuando discutimos por todo, cuando los silencios en compañía se vuelven eternos, cuando hablamos y pareciera que lo hacemos en dos idiomas completamente diferentes... tal vez se esfumó o dejamos escapar la pasión o la química que había entre los dos. Esto no ocurre por la decisión de alguien, sino por negligencia y falta de cuidado.

Si sentimos que nuestra relación peligra, evitemos sentirnos culpables, los problemas en una relación siempre son causados por dos... tratemos de invertir algo de tiempo, creatividad y el deseo de mantener una magnifica relación. Si hay amor... ¡esto hará la diferencia!

¿Cómo avivar la llama del amor?

Atiende a las señales: Recuerda que es importante resolver los pequeños desacuerdos, aun cuando ya haya pasado la afectación, siguen estando pendientes por resolver. ¿Cómo es la comunicación entre ustedes? Es hora de cambiar, anímate, entrégate, háblale y sobre todo escúchalo, interésate sinceramente en él y en sus cosas, sé consecuente con sus debilidades y vulnerabilidad.

Vuélvete divertida: ¿Recuerdas cuando tú y tu pareja se reían sin motivo aparente? Muchas veces consideramos el matrimonio como una empresa constituida sólo para pagar cuentas, tener hijos, tener una linda casa, la ropa limpia y muchas obligaciones más, sin un minuto de tregua o descanso... vayan a divertirse juntos, consigue una persona de confianza que cuide tus hijos una vez a la semana y ¡salgan a disfrutar y a renovar el amor!

Refuerza la confianza: Deja de perseguir a tu pareja, evita la cantaleta o la critica permanente. Conviértete en su cómplice, en su mejor amigo, complácelo de vez en cuando en sus caprichos a veces sin sentido, comparte sus sueños y fracasos sin juzgarlo ni desanimarlo. Dale su espacio, y te aseguro que lo sorprenderás.

Sorpréndelo: Vence la monotonía. Hacer algo inesperado, demuestra que estás pensando en él, equivale a declarar: Eres especial para mí, te llevo en mi corazón, aunque no estemos juntos todo el tiempo.
No tiene que ser costoso pero sí especial, que tal ese helado delicioso de las mil calorías o ese arroz que su mamá le preparaba, pero que a ti no te gusta...

Cuida tu apariencia: Siempre, mantente linda y atractiva para él y para ti. No hay ninguna excusa para estar desarreglada y decir... es que tengo tantas cosas que hacer... ¡que más da, ya me conoce arreglada! La relación crece en la seguridad de lo cotidiano y lo habitual, pero también requiere de la refrescante novedad y espontaneidad para que no se deteriore.

No permitamos que las muchas obligaciones y la rutina del día a día, nos hagan perder la riqueza del amor entre los dos... Decidan cambiar de actitud a tiempo de avivar la llama del amor y convertir el matrimonio y la vida juntos, en una gran aventura que les permita crecer y enriquecer la relación y la familia. No permitas que la chispa de la relación se apague con el tiempo, trata de revivir esos días cuando tú y tu pareja se conocieron, recuerden el sentimiento que los envolvía cada vez que se veían y se murmuraban dulces tonterías. ¡Avivemos la llama del amor!

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